sábado, 29 de agosto de 2015

CLARABOYA, José Saramago

Novela
Alfaguara
2012
424 páginas
Una novela temprana de Saramago, un extraño caso de un manuscrito entregado en una editorial, no publicado y recuperado muchos años después, cuando Saramago era ya famoso y un escritor consagrado. Él se negó a publicarlo en vida y dos años después de su muerte, su viuda Pilar del Río, decidió que había que publicarlo.
Es cierto que es un libro muy bueno, que contiene muchas de las estructuras que harían del autor un escritor único. El estilo es una especie de proto-estilo de lo que sería la escritura del Nobel, y el argumento no deja de ser una mirada llena de preguntas al mundo.
La acción se sitúa en la Lisboa de 1951 o 52. Todo transcurre en un edificio en el que hay un bajo y dos alturas, un total de seis viviendas en las que abre esa claraboya para poder mirar desde arriba lo que sucede en ellas. Al principio todo es como en una novela realista que podría haber estado ambientada en el Madrid sórdido de esa época, pero poco a poco vamos fijando la mirada, profundizando en cada familia, descubriendo sus secretos, a través de algunos diálogos puntuales, o de consideraciones que el autor hace o pone en boca de otros vecinos del inmueble.
La trayectoria vital de ese edificio humilde, pero con vistas al río Tajo, la apretura de cada familia, las relaciones de poder en cada vivienda, el papel formalmente sumiso de la mujer en esos años, la fealdad, la bondad del zapatero filósofo, Silvestre, que ocupa uno de los bajos con su mujer Mariana, todo eso configura un universo en el que uno queda atrapado mientras dura la lectura de este libro, a veces perturbador, a veces indiscreto.


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