domingo, 21 de diciembre de 2014

Sorolla y Estados Unidos

Exposición Sorolla y Estados Unidos
Fundación Mapfre Madrid
Paseo de Recoletos 23
Hasta el 11 de enero de 2015


Espectacular exposición del pintor Joaquín Sorolla en la Fundación Mapfre de Madrid. El hilo conductor de la exposición es la relación entre Sorolla y Estados Unidos, los mecenas que tuvo allí, las exposiciones en las que participó, los cientos de encargos que le surgieron y los estudios que hizo para llevar a cabo alguno de ellos. Llama mucho la atención lo prolífico de este pintor; da la sensación de que no paraba nunca de pintar: pintaba bocetos en menús de restaurantes, en el papel en que envolvían las camisas en la lavandería, por doquier, y muchos al año. De hecho casi todos los cuadros que aparecen en la muestra están fechados en muy poquitos años, más o menos entre 1907 y 1913. Me llamó muchísimo la atención el cuidado que ponía en algunas de sus obras, los bocetos que iba haciendo y los estudios de cada cuadro, como estudiaba el movimiento de los personajes, cómo la expresión, todos los objetos, uno a uno, que tendrían cierta relevancia en el cuadro. Así, aparecen completos los nueve estudios que realizó para su cuadro sobre Cristóbal Colón: después de un viaje por Andalucía buscando vestigios colombinos en la Rabida o en Palos, finalmente utilizó a un descendiente directo de Colón como modelo (Cristóbal Colón y Aguilera de la Cerda, duque de Veragua), pero faroles, sextantes, mástiles, el mar, todos los aparejos de los barcos de la época aparecen en sus etudios, junto a una delicada gradación de la luz. En mi opinión, Sorolla pintaba estudios de sus cuadros de forma muy rápida y certera, poniendo su atención sólo en el detalle que le interesaba en ese momento; podía ser un coche rodando por la 5ª Avenida o un collar de perlas en el cuello de una dama, o el movimiento de un niño en una playa levantina.
En este enlace de la Funcación Mapfre, puede verse un recorrido virtual por la exposición.
También al hilo de esta exposición he publicado un poema alusivo que puede verse en mi blog Un solo de trompeta.

En resumen, una magnífica exposición de Sorolla en la que se muetran algunas pinturas de la época de plenitud del pintor muy difíciles de contemplar reunidas fuera de los Estados Unidos de América.

domingo, 30 de noviembre de 2014

ZÓCALO, Adonis

Poesía
Vaso Roto
2014
120 páginas
Adonis es el pseudónimo que el poeta sirio-libanés Alí Ahmed Said Esber utiliza en sus libros. Este nombre elegido, puede condicionar la lectura de este poeta, dada la belleza del Adonis del mito de origen fenicio.
En este libro Zócalo, Adonis recrea poéticamente la visita que hizo a Mexico durante la primavera de 2012; para ello se empapa de la cultura maya, visita museos de arte y antropología, y sobre todo se sumerge en la naturaleza: sol, agua, cielo estrellado. Cada poema es quizás un paseo, la suma de la cultura mediterránea del autor con lo que aprende a cada paso en tierra mexicana. La escritura es de difícil comprensión, con metáforas muy bellas, pero a menudo demasiado complicadas para un lector no cómplice. En todo caso cada poema tiene su propio sentido, su propio eco, sus propias resonancias. 
El libro está traducido por la poeta Clara Janés, que le da probablemente su propio toque poético en la versión en castellano.
Dejo un fragmento del poema 56 que me gustó mucho: "Aquí, bajo el sol de los mayas, siento que mi cuerpo llega a / ser completo, como si mi alma se negara a completarse"
Y otro fragmento del poema 72: "Zócalo, por ti salimos de la unicidad. / Nuestros cuerpos, caminos para la evasión. Caminos al / interior de otros caminos invisibles".
En mi opinión, cada poema tiene tal vez una llamada poética a otros poetas, un punto invisible de conexión con el lector; es un rompecabezas del que sale una llama de esperanza futura. 

domingo, 9 de noviembre de 2014

ESPACIO Y TIEMPO, Juan Ramón Jiménez

Poesía
Linteo Ediciones
2012
500 páginas

"Los dioses no tuvieron más sustancia
que la que tengo yo. Yo tengo, como ellos,
la sustancia de todo lo vivido
y de todo lo por vivir. No soy presente sólo,
sino fuga raudal de cabo a fin"


Así comienza el que quizás sea el mejor poema escrito en castellano en el siglo XX. Se trata de Espacio, un poema largo en prosa (aunque la edición de las dos primeras estrofas que inicialmente preparó Juan Ramón Jiménez (JRJ), estaba organizada en verso libre). Es un poema tremendamente sonoro y de una profundidad tal que uno tiene que concentrarse continuamente o leerlo a poquitos para sentir todo lo que el poeta quiere expresar. Quizás sea esta poesía la menos conocida del nobel español, poemas escritos en el exilio americano, muchos de los cuales no llegaron a publicarse el vida del autor. El otro texto es menos conocido: Tiempo, a medio camino entre la prosa poética y el ensayo, es una obra que JRJ no llegó a publicar, y de la que no tenía una versión definitiva; en esta edición, además de una introducción general, los editores han publicado la reproducción facsímil de los originales que se conservan de ambos poemas en la Sala Zenobia y Juan Ramón de la Universidad de Puerto Rico. 
Los poemas son fascinantes, pura lírica, pura exactitud, además hay muchas citas de las que abren caminos de conocimiento. Zenobia (Camprubí, esposa y musa de JRJ), está presente todo el tiempo en ambos poemas. Ella, compañera inseparable del poeta, es la destinataria de toda la poesía juanramoniana. Para quien no haya leído demasiado a Juan Ramón, este libro le dará una visión de la profundidad y de la trascendencia de su poesía, ya desprovista de modas y de estructuras, centrada en la esencia y el ritmo, precursor de tantos poetas coetáneos y posteriores, dios poético en evolución constante hasta el final de sus días.

domingo, 21 de septiembre de 2014

SECRETOS A VOCES, Alice Munro



Relatos
RBA Libros
2010
320 páginas

Magnífico conjunto de ocho relatos de esta escritora canadiense, ambientados en Castairs, un pueblo grande de Canadá, en diversos momentos del siglo XX. Cada relato de unas cuarenta páginas es un mundo en el que uno puede rellenar a través de ciertas pistas, las lagunas que faltan, el inicio o el fin, o las causas de lo narrado. Cada historia es una novela en sí misma; así, tengo la sensación de haber leído ocho novelas, algunas de las cuales comparten personajes que suelen cruzarse. La forma de escribir es magnífica, plagada de intención, con palabras o giros que presagian una atmósfera sucia en la que puede pasar cualquier cosa. Todos los relatos me han gustado mucho, pero en particular uno titulado La Virgen albanesa, en el que la protagonista, una joven canadiense, es raptada en una ciudad del Adriático, por puro azar, y llevada más allá de las montañas, dónde debe convivir a principios del siglo XX en una sociedad muy primitiva y machista; un sacerdote cristiano consigue finalmente que escape de allí con él. Pero nada es narrado con sencillez: existe una narradora que conoce por casualidad a quién le cuenta la historia, y a su vez esta narradora cuenta su pasado y su propio relato amoroso. A base de estas historias en las que siempre se oculta algo al lector, uno va haciéndose una idea de los colonos que repoblaron una tierra inhóspita, de exuberante vegetación, de nieve y hielo en invierno, gente ruda que nada tenía y que de alguna manera consigue abrirse paso en ese nuevo país. En todos los relatos, los árboles o la ausencia de ellos, cobran una cierta importancia a la hora de describir el paisaje. 
Alice Munro, proporciona casi siempre en este libro un punto de vista muy femenino, una visión del mundo desde la mente de mujeres inquietas, llenas de deseo, o de temor, o sin miedo a nada. De hecho la muerte es contada con mucha naturalidad, sin hacer una tragedia de cada desaparición. Nada es como aparenta serlo y ese punto de locura interna que todos llevamos dentro cobra fuerza relato a relato. 
Me ha parecido un libro sorprendente, aunque tengo la sensación de haber leído ocho libros en uno, libros además levemente interrelacionados, bien a través de lugares, casas, edificios públicos, etc., bien a través de personajes laterales que a veces se cruzan en algunos relatos. En resumen, una literatura diferente, de alto nivel, muy personal, algo complicada pero capaz de dar muchas satisfacciones al lector que siga adelante con su lectura.




miércoles, 20 de agosto de 2014

SolitarioS, José Manuel de la Huerga

Novela
MenosCuarto Ediciones
2013
218 páginas
En este libro compuesto por dos relatos largos, Ultramarinos El Pez de Oro y Naipe de Señoritas, José Manuel de la Huerga los hace confluir en un mismo escenario Barrio de Piedra, una ciudad castellana anclada a finales de los años 60 quizás los primeros 70 del siglo pasado, con topónimos que nos hacen evocar principalmente Zamora, pero con reminiscencias de otras ciudades vecinas. Pese a que en un momento dado se cruzan los personajes en Naipe de Señoritas, los dos relatos son independientes y con un estilo de escritura muy diferente: si en Ultramarinos, el estilo es muy poético, con elipsis que el lector debe rellenar, y con metáforas y evocaciones de lectura "no para cualquiera", en Naipe todo está narrado con linealidad, con prosa diáfana de fácil lectura. En común, además del escenario principal, poseen un trasfondo de juego de naipes, con un uso distinto en cada una de las dos narraciones: quizás cartomancia contra fetichismo. En todo caso la baraja es el consuelo de dos personas tristes al principio de cada narración, personajes solitarios que después ya no lo son tanto, redimidos al menos por la presencia de sus hijos, hijo e hija respectivamente en cada relato, muy peculiares ambos, quizás fuera de lo común.
Me han gustado ambos relatos, por motivos diferentes. El primero por el lenguaje, por la resonancia pessoana en sus personajes y en el escenario lisboeta, por algunas imágenes de mucha belleza; quizás me gustó menos la irrealidad de todo lo que pasa, la perfección con que se cierra cada uno de los asuntos (el viaje de Berta, el que siempre caiga de pie, el intento de suicidio de Mada sin éxito, el extravío de Cachelo encontrado con éxito,...), aunque se muestran abismos posibles, soledades, perfidias humanas en el entorno de una gran ciudad como Lisboa, finalmente todo resplandece. En el segundo me pasó al revés: la figura de soltero empedernido, casposo y con olor reconcentrado de sudor de Félix, desarraigado social como dice el propio autor en su epílogo, empezó a disgustarme, pero la idea coincidente de cambios sociales en la ciudad con la aparición de una de las chicas del naipe y la suerte definitivamente cambiante del protagonista, me parecieron muy acertados en la narración. Me gustó menos quizás también el cierre tan redondo de cada uno de los asuntos planteados en la novela. No obstante la imagen de la ciudad de provincias en los úlitmos años de la dictarura está perfectamente descrita, y los sentimientos de los protagonistas, sus motivaciones, la visión que de ellos tienen los demás me ha interesado mucho.
En ambos relatos el sexo cobra un papel muy importante, cambia la vida de los personajes (Solitarios) principales en cada una de las narraciones; es una epifanía para ambos, para Berta y para Félix, los hace acceder a mundos distintos: a Berta a uno imaginario y un tanto onírico, y a Félix a una deseada felicidad conyugal
En resumen, se trata de un libro con dos relatos de características muy diferentes, poseía frente a realismo social, plagasdo de detalles hermosos, de personajes reconocibles que se quedarán durante bastante tiempo en mi cabeza, con ideas por doquier, y quizás, en mi opinión, cerrado todo con demasiada pulcritud, con demasiada perfección.

jueves, 7 de agosto de 2014

TIRANTE EL BLANCO, Joanot Martorell y Martí Joan de Galba

  • Espasa Calpe, Clasicos castellanosVersion castellana impresa en Valladolid en 1511 de la obra de  Joanot Martorell y Marti Joan de Galba
  • Edicion, introduccion y notas de Martin de Riquer de la Real Academia Española
  • 5 tomos, tomo I 312 pags, tomo II 405 pags, tomo III 367 pags, tomo IV 284 pags y tomo V 275 pags.
  • Año 1974, 18 x 12 cm



Monumental novela, originalmente escrita en valenciano y traducida al castellano de principios del siglo XVI, en cinco tomos, estructurada en cinco libros, escrita por el caballero valenciano Joan Martorell, aunque  terminada por Martí Joan de Galba. El libro me ha gustado mucho por diferentes motivos, y me ha suscitado reflexiones e ideas. Anoto aquí algunos pensamientos que me ha sugerido:

Muere el héroe antes de alcanzar su gloria o después de haberlo hecho de forma privada, ideal, religión, invocación a todos los pecados, justificación vital en el todopoder, ajeno a suerte o a méritos o a conocimientos médicos; fortuna, amor a primera vista, justicia caballeresca, deseo desglosado entre líneas, polvo, riquezas descritas sin mesura, belleza piramidal, la Princesa en la cúspide, el protagonista salvado por su hermosura, y por sobre todas las cosas, la palabra, el lenguaje traducido del valenciano a principios del XVI, la etimología de las palabras a medio formar, la exquisita colocación de algunos vocablos, decenas de historias ramificándose, imágenes de la batalla, ejemplaridad, sentencias de la sabiduría acumulada por siglos de humanidad, héroes, ermitaños, asuntos religiosos, reinados, guerras por una mujer, la honra, la transgresión de la honra o la promesa matrimonial mutua eximente de toda deshonra. Plagio de algunos párrafos de obras contemporáneas, el deseo y el sentimiento debilitan al héroe y tal vez lo resucitan, el valor es ajeno al amor, orden de caballería, la astucia de la guerra nunca es la misma, fraternidad y clan, el arrojado capitán claudica en el amor, inocente y párvulo, beato, alejado del conocimiento del sexo. En la cúspide de la pirámide está la belleza suprema, la que más adornos posee, la que apenas se deja entrever, en una edad que ahora nos parece escandalosa: catorce años. Hay heridas y secuelas, y la fortuna por doquier, una tempestad, un naufragio, el tiempo de un asedio o de una conquista es elongado o contraído por el narrador que a veces decide evitar los pormenores y otras se detiene morosamente en los detalles de la gran mortandad de una batalla. La emperatriz se enseñorea de su amante, al que literalmente encierra y encama, un siervo amado, un futuro emperador, digno capitán y caballero, mas sirviente enamorado. El héroe nace en la historia y pasa a la posteridad en la narración, en el recuento de sus gestas, de las hazañas bélicas. Un subterfugio permite conocer carnalmente a su amada antes de su muerte, sobre la que hoy especularía un médico: ¿apendicitis, el bazo, el hígado? El autor lo despacha con un dolor aparecido de repente en un costado que enseguida se muestra mortal, pero la agonía da lugar a cartas de despedida, testamento y oraciones. Los médicos (físicos en la novela y en la época), apenas tienen remedios para las heridas; la suerte resulta crucial en cada batalla, y Tirante se enfrenta a cientos de combates y sale victorioso de todos".






viernes, 2 de mayo de 2014

Últimas palabras




“No hay otra palabra posible. Pues eso es lo que fue. Una propina.
Una propina, estos diez años pasados.
Vivo, sobrio, trabajando, amando y
Siendo amado por una buena mujer.”
                                    Raymond Carver       “Un sendero nuevo a la cascada”


Últimas palabras

Lees las últimas palabras del escritor,

un poema con el que trató de darse ánimo

días antes de su muerte.



El poema ha sobrevivido;

su mujer lo rescató de un olvido previsible,

su editor le dio una larga vida extra;

aún transmite tristeza y produce compasión.



En mis días tristes evoco aquellos ojos

que no conozco, que no merezco,

ojos que amaron, que visitaron el averno

sumidos en alcohol, y regresaron.



En mis días compasivos lloro su angustia,

observo la pila de suplementos sin leer,

las pocas ideas de futuro,

el trabajo dilapidado en cápsulas minúsculas.



Yo no estuve aquí, nadie me halló;

una brisa de fatalidad sacó algún pensamiento

de mi mente campesina condenada

a vagar por caminos de belleza cereal.



Nadie sabe cómo termina la historia,

con qué exacta palabra, con qué lugar común,

qué abrazo o qué susurro será el postrer,

de qué historia ya no podré desprenderme.



     Eduardo Izquierdo
     Valladolid 2 de mayo de 2014 



domingo, 27 de abril de 2014

El mundo no se acaba, CHARLES SIMIC


Poesía
Vaso Roto Poesía
2013
158 páginas


Había leído poemas sueltos de Simic, y no había conseguido captar mi atención del todo; he necesitado leer este volumen para poder empezar a entender y a saborear su poesía. En realidad los textos que componen este libro, están escritos en una especie de prosa poética; se trata de textos cortos, sorprendentes, con imágenes impactantes, y con una sonoridad tremenda (en inglés). Algunas de las referencias no he llegado a entenderlas totalmente, pero sí otras que me han encantado. A veces el autor adopta puntos de vista de objetos, o animales, o ironiza profundamente sobre la obviedad de algunos dichos o lugares comunes. El resultado es que cada poema me iba resultando asombroso. Desde el inicio con una Europa en llamas por la devastación de la guerra, hasta la locura final del libro, en el que el sueño es recreado con muy pocas frases en poemas que son relatos en sí mismos, mundos reconocibles en los que uno puede dejar volar la imaginación o sobresaltarse cuando comprende lo terrorífico de la situación. Ideas kafkianas, trastornos, paranoias, el mundo opuesto al amor.
Demasiadas escenas, demasiados puntos de vista, para abarcarlos globalmente. A veces he sentido la necesidad de leer los poemas en versión original, en voz alta, dejar que los sonidos penetrasen en mi mente, releerlos varias veces para que fuesen calando lentamente. Me ha asustado, o perturbado, o inquietado muchas imágenes; me han hecho ver mi entorno desde otros puntos de vista. Decenas de historias posibles con economía de palabras y de escenas explícitas. Uno debe encontrar sus propias continuaciones.
Me ha gustado mucho ir desgranando dos o tres poemas diarios por la mañana, pero también me alegro de haber terminado el libro.







martes, 8 de abril de 2014

El deseo en la piedra



  El deseo en la piedra
Luz, filtro de alabastro, frío.
Una columna central todo sustenta.
Restos polícromos antiquísimos.
Banalidad turística veloz.
Hubo sínodos, coronaciones.
Mantos de piel barrieron el suelo.
En la oscuridad del tiempo una doncella dejó de serlo.
Exangüe, un moribundo alcanzó la paz.
Corretean los niños entre los sepulcros.
Varias restauraciones, todo es mentira.
Capiteles didácticos, las bestias ya no copulan.
Puedes escuchar voces armoniosas y gritos.
Insignificante en medio de tantas calaveras.
No puedo apartar mis ojos de ella, educada y hermosa.
El vaho se desprende de mi boca y asciende en volutas.
¡Qué idioma, qué interés, qué inquietud!
Las espadas rozarían el suelo, marca del territorio.
Bodas, bautizos, comuniones, millones de fotos.
Algo liviano, frente a la reciedumbre primaria, arcos, elevación.
Su acompañante todo lo escruta y fotografía.
Pantocrátor sobre espigas o flores, geometría originaria.
La luz de un espléndido crepúsculo de invierno se filtra por el pórtico oeste.
En una minúscula nave absidal me ha inmovilizado entre su antebrazo y el muro.
Se escucha el murmullo monocorde del guía.
Me ha besado con urgencia, consciente del riesgo múltiple.
Bajo las lápidas del suelo yacen huesos de nobles secundarios.
Aún inmovilizado; ha despegado sus labios de los míos y me ha mirado ígnea. 

                                                                     Valladolid 8 de abril de 2014 
                                                                     Eduardo Izquierdo