martes, 17 de diciembre de 2013

POESÍA COMPLETA (1968-1996), Juan Luis Panero

Poesía
Tusquets
1997
368 páginas




Hace un mes y medio, hice una entrada sobre un libro de Juan Luis Panero que se titulaba Enigmas y Despedidas, al que había accedido tras conocer la muerte en septiembre (16 de septiembre de 2013) de su autor. Aquel libro me llevó a buscar éste. Es una obra extensa, con poemas muy diversos, pero de los que casi siempre puden extraerse algunos versos muy buenos, y una idea elevada de la alta cultura de élite que había en el mundo en la era pre-Internet. Juan Luis viajó mucho, y algunos lugares se han colado en sus poemas, casi siempre trascendentes, poemas en los que evoca los buenos tiempos,  ya desaparecidos. Muchas verdades, mucha anticipación a la muerte, mucho olvido, mucho conocimiento que permite al lector seguir pistas de un tiempo olvidado.
El libro me deja un poso de tristeza, de una vida dedicada a la poesía, en la que el poeta se va volviendo poco a poco incrédulo (si es que no lo era ya desde su origen), y un mucho pesimista; aún así, en retazos de lucidez recuerda el buen sexo, la buena mesa, a los amigos ya difuntos en su mayoría e incluso a su padre, poeta de renombre.
No me resisto a copiar el inicio de uno de sus poemas titulado Lo que queda después de los violines:  
Cuando te olvides de mi nombre,
cuando mi cuerpo sea sólo una sombra
borrándose entre las húmedas paredes de aquel cuarto.
Cuando ya no te llegue el eco de mi voz
ni el resonar cordial de mis palabras,
entonces, te pido que recuerdes que una tarde,
unas horas, fuimos juntos felices y fue hermoso vivir

En definitiva, un libro hermoso, una vida dedicada a la poesía, la mirada poética siempre alerta, con el que he disfrutado mucho, pero también me ha dejado un cierto sentimiento de levedad y de desánimo.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, 1956 CRÓNICA DE UN PREMIO NOBEL, Alfonso Alegre Heitzmann

Ensayo
Residencia de Estudiantes de Madrid
2008
571 páginas


En 2006, cincuenta años después de la concesión el 25 de octubre de 1956 del Premio Nobel de Literatura al poeta moguereño Juan Ramón Jiménez (JRJ), se abrieron los archivos con las deliberaciones secretas de la Academia Sueca encargada de otorgar este premio. Aprovechando esa documentación, Alfonso Alegre Heitzmann indaga meticulosamente en la vida de JRJ y de su esposa Zenobia Camprubí en esos años previos al premio, y nos cuenta de forma muy emocionante cómo fue todo el proceso que finalizó con su concesión. Ya en 1945, la poetisa chilena Gabriela Mistral, galardonada ese año con el Premio Nobel, manifestó durante la entrega, que el verdadero maestro de ella y de la mayoría de los poetas de su generación, había sido JRJ y que el premio debería haber recaído en él. En esos años todavía, apenas había sido traducida nada de la obra de Juan Ramón en Suecia, pero el empeño personal de algunos estudiosos y admiradores del poeta, consiguió que fuera progresivamente conocido en el ámbito nórdico.
El azar y múltiples vicisitudes, en opinión del autor, llevaron a la concesión de este premio, tres días antes del fallecimiento de Zenobia en Puerto Rico, lugar en el que se habían asentado definitivamente los Jiménez tras su exilio primero en Cuba y después en Estados Unidos. Ahora sabemos que JRJ fue propuesto por la Academia Sueca para el Nobel desde 1952, y que sólo fue finalista en 1955. En el año en que se lo concedieron, llegó a la final con el filólogo y medievalista Ramón Menéndez Pidal, propuesto por la Academia Española de la Lengua, así como por otras muchas instituciones del ámbito hispánico. Gracias a los buenos oficios de Zenobia, Juan Ramón fue propuesto debidamente en 1956 por el departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Maryland, y avalado por un importante miembro de la Academia Sueca, el también poeta (y traductor de JRJ en Suecia) Hjalmar Gullberg. El poeta español, no pudo recoger el premio debido a su delicado estado de salud tras la muerte, de la que fue su esposa durante más de 40 años, tres días después de la concesión del Nobel.
El libro me ha encandilado desde el principio, por la forma ágil y estructurada de narrar la historia. Está dividido en dos partes, una expositiva y otra de documentación de toda la investigación que llevó a cabo el autor: incluye cartas y cablegramas de todos los personajes relacionados con esta historia.