martes, 7 de junio de 2011

Factores humanos

No dejan de sorprenderme continuamente las relaciones humanas, casi siempre demasiado débiles, expuestas a dimes y diretes, nunca iguales tras la presencia de un observador. En reuniones en las que hay mucha gente, uno tiende siempre a buscar caras conocidas a asegurar contactos mínimos para mantener una posición física y psíquica en el conjunto. En realidad apenas nada podemos hacer frente a multitud de generaciones que se han comportado en público de determinada manera, mostrando siempre un perfil "bueno", intentando hacerse un hueco social. Cada cual cultiva su pose, una especie de burbuja personal indefinible ensayada durante largo tiempo, en cierto modo la imagen que uno quiere dar de sí mismo, una imagen tan conocida que uno a veces se cree que es así en realidad. Esa imagen es falsa en la mayoría de los casos, y en muchos de ellos se desmonta con una facilidad pasmosa tras la más leve conversación o la situación mínima de estrés a la que el sujeto se ve sometido. Y cuando uno se da cuenta de que todo es una impostura sin apenas cimientos, que de un día para otro toda esa parafernalia puede derrumbarse, entonces llega la depresión, la falta de autoestima, la visita al psiquiatra, y otra vez a empezar a construir todo sin asumir defectos o errores o insuficiencias. Todo tiene que ser perfecto de cara a los demás para que uno mismo pueda creérselo.

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