jueves, 12 de marzo de 2009

Adolescencia desbocada

Una niña de 9 o 10 años con una pulsera de perlas es una exageración. La niña viajaba en autobús, junto a su madre, probablemente su tía y un hermano de pocos meses de edad en su cochecito. Además de las perlas lucía anillos en ambas manos, y todo en sus gestos imitaba a los adultos. Era una niña muy guapa, pero en el momento en el que empezaba a hablar, parecía que todos los demonios salían por su boca, no sólo por la cantidad de palabras que no hubiera debido pronunciar nunca, sino por la tiranía que ejercía sobre las mujeres adultas que la acompañaban. Me pareció todo el cuadro que tenía delante una pequeña aberración, no sólo por el presente que podía más o menos adivinar, cuanto por el futuro que pude entrever.
Ayer un estudiante de 16 o 17 años provocaba una masacre en Alemania con armas de fuego utilizadas contra sus antiguos compañeros de colegio. Eso puede llegar aquí si no cambiamos la educación de los niños: hace años parecía que era un comportamiento que se producía solamente en Estados Unidos y en cierto modo culpábamos de ello a la cantidad de armas que hay en circulación en ese país, pero ahora que llega a los "civilizados" paises europeos, la cosa ya no parece tan fácil de analizar. Nos llega lo que nos merecemos, lo que estamos fomentando como sociedad, pero también a nivel individual, unos adolescentes con ausencia total de valores, sin control ni autoridad, perdidos en un mundo enorme de posibilidades, pues no estamos siendo capaces los adultos de guiarlos con un mínimo de consistencia, preocupados ante todo de no perdernos nosotros mismos.