miércoles, 31 de diciembre de 2008

Regalar un libro

¡Cuánta compulsividad en las compras, cuanta prisa de última hora!. Ayer por la tarde parece que todo el mundo, que según opinión generalizada había contenido el gasto hasta ahora, se ha lanzado a la calle para preparar la cena de nochevieja y para organizar sus regalos en torno al día de los Reyes Magos. Cada año se repiten las escenas de personas que apenas tienen tiempo para comparar ni para mirar el objeto que van a adquirir, siempre con prisas, siempre pensado en que todo puede ser descambiado (como así es de hecho), y que lo importante es el valor simbólico y también el valor del dinero gastado. Es cierto que este año las cajas de las librerías echan humo al ser el libro un regalo fácil en apariencia, no demasiado caro (en comparación con otros objetos), casi siempre agradecido, y un regalo que dura al menos hasta que el citado libro es leído por el obsequiado (lo cual no siempre sucede), es decir que en cierto modo se prolonga en el tiempo. Sin embargo no es fácil regalar un libro, o no es fácil regalar un libro adecuado a la persona que lo recibe: saber que libro va a gustar, a sorprender, a perturbar (en sentido figurado, claro está) al receptor, es saber mucho de esa persona, y creo que la mayor parte de los libros se regalan sin ton ni son, despreciando por el oferente el regalo antes de haberlo hecho. ¿Cuáles son los criterios habituales para elegir un libro para alguien?. Creo que no son los más adecuados: que se venda mucho, que alguien lo recomiende, que esté en un lugar destacado de los escaparates o las librerías, que sea una novedad (totalmente a ciegas), que sea de un autor del que nos gustó una vez un libro. En todo caso criterios no personales, sin profundidad, sin dedicarle tiempo a mirar y a comparar, a leer solapas o a buscar informaciones sobre ese libro (tal vez por eso se regalan muchos libros en navidad, porque es fácil elegir sin molestarse en buscar). La verdad es que a mí me regalan pocos libros en estas fechas (y casi siempre que lo han hecho han sido libros muy comunes, muy accesibles en cualquier biblioteca, poco especializados, poco personalizados en suma), pero sí que me gustaría recibir como regalo un libro diferente, extraño, algo que me sorprenda y me muestre zonas desconocidas de la literatura o del pensamiento, o una obra que no suela comprar por demasiado cara, un objeto de culto (por poner un ejemplo sencillo, las Memorias de Ultratumba de Chateaubriend, obra de gran volumen, memoria de una época), o una edición difícil de encontrar. En fin con todo esto estoy reivindicando una forma de vida más reposada, con tiempo para los pequeños placeres, con reposo para saborearlos, para que algunos acontecimientos dejen de ser estándar y se conviertan en singulares, para que concentremos nuestra atención y nuestras energías en aquello que hacemos.

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