jueves, 30 de octubre de 2008

Poesía

El estado de ánimo de cada día lo puede dar el libro que has estado leyendo, o las canciones que has estado escuchando, o las noticias del día, pero creo que un poema o una sucesión de ellos nos puede cambiar nuestra percepción momentánea del mundo de forma más intensa que cualquier otra cosa. La mayoría de la gente hoy no lee poemas, de hecho el concepto de poema que poseen se reduce a lo que les enseñaron en la escuela en su momento, y cuando la enseñanza se produjo en un sistema educativo de hace 30 años o más, había poetas que no existían oficialmente (los mejores sin duda) y la poesía era rimada y ceñida a los cánones más ortodoxos y a los temas más banales, más inocuos. Sin embargo con la llegada de la democracia y de una libertad más amplia de elección, empezamos a conocer los poemas que podían cambiar el mundo, que contenían en su seno todas las indisciplinas, todas las irreverencias, todas las prohibiciones, sensaciones que nunca habíamos soñado. Claro que a veces no son fáciles de leer, no son fáciles de entender, en general puede decirse que hace falta una cierta cultura y una cierta educación para poder acceder a ellos, para poder disfrutarlos. Es todo un mundo acceder a la poesía. Para los no iniciados la pregunta sería ¿por dónde comenzar?, ¿qué leer?. Es muy difícil de responder, pues los gustos de las personas son muy variados, es como la música clásica, a cada cual le gusta un compositor o varios. Yo personalmente me inclino por Haendel y Tchaicovski. En poseía es casi más complicado pues depende del estado de ánimo. En fin, recomiendo algo muy popular como los Cuadernos de Nueva York de José Hierro para empezar.

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