jueves, 17 de julio de 2008

Decisiones y encrucijadas

Es difícil a veces otear el horizonte de vida personal y decidir cuál va a ser la decisión correcta. Siempre existe el recurso de tomar la decisión de no hacer nada, dejar que todo fluya tal cual, e improvisar las actuaciones según se producen los acontecimientos. Existe el dicho clásico "que me arrepienta de lo que he hecho, no de lo que no he hecho". Yo defiendo siempre que es bueno que esté la posibilidad de decidir; eso nos mantiene vivos, nos hace pensar. No hace tanto tiempo que soy consciente de que yo suelo decidir por probabilidades, y a veces de una forma difusa, mezclando esto con intuiciones, o con otras experiencias similares, vividas o leídas o vistas en el cine. Lo que está claro es que no tienes a un alter ego de control para saber si lo que has decidido es o no lo correcto, o lo mejor, o lo menos malo. Es a todas luces imposible de comprobar ni de comparar, aunque desgraciadamente tendemos a hacerlo, siempre de forma desfavorable, siempre obviando datos, sin entrar nunca en los detalles o en los indicadores principales. Por tanto se impone pensar de forma positiva que lo que has hecho ha sido lo mejor, y aceptarlo como lo único posible una vez que has tomado la decisión y esta es irrevocable. Se puede novelar o ironizar sobre otras decisiones, pero es ciencia ficción.

miércoles, 2 de julio de 2008

Estampas cotiodianas

He visto demoler esta mañana un colegio con los árboles que lo rodeaban. Se trata de convertir una estructura caduca en otra más moderna, más preparada para la docencia. ¿Cuántas veces se han destruido cosas, se han añorado, se han modificado?. El mundo sigue. Pronto olvidamos cómo era y fijamos nuestra atención en otras cosas: decenas de trabajadoras impecables, guapas, esbeltas, poco cualificadas, dirigiéndose desde todas las direcciones al centro comercial quince minutos antes de su apertura. Un gran engaño, un salario, la envidia de quienes no tienen trabajo, la vida ordenada y marcada por los horarios terribles, con leves pizcas de algo diferente en domingo o en vacaciones en los que se gasta lo ahorrado. Algunos privilegiados pueden elegir su estilo de vida, mas siempre condicionado antes o después por imponderables no elegidos.
Un ave rapaz permanecía inmóvil en lo alto de los cables del tendido eléctrico; dudé si estaba muerto, electrocutado, como tantas veces, pero no, se movió para mi alivio. Mis estampas cotidianas de los días sucesivos no serán ya estas por la mañana. Nada volverá a ser igual. Tal vez sea mejor.

martes, 1 de julio de 2008

Despedidas

Parece que todo va a continuar como si nada y no es verdad. En realidad he vivido escenas muy especiales sin apenas darles importancia, quizás debido a algún mecanismo de defensa mental elaborado a tal efecto generación tras generación. Ya no volveré a trabajar en el mismo sitio, no con las mismas personas, ni con los mismos ordenadores, y apenas he valorado cuándo ha sido el último instante en el que esto pasaba. Es más, habrá personas a las que he visto cada día, cinco días por semana durante el último año, a las que apenas volveré a ver nunca. En cierto modo es un pequeña expulsión del Paraíso a la que hemos sido condenados: muchos de nosotros acudíamos a trabajar este año encantados con lo que nos esperaba; tanto es así, que el último día parece que nos resistíamos a irnos, a dejar de trabajar, aún sabiendo que nos esperaban las vacaciones tan necesarias.
De todas formas, la experiencia nos enseña que volveremos a encontrar nuestro sitio en otro lugar y volveremos a despedirnos.