miércoles, 31 de diciembre de 2008

Regalar un libro

¡Cuánta compulsividad en las compras, cuanta prisa de última hora!. Ayer por la tarde parece que todo el mundo, que según opinión generalizada había contenido el gasto hasta ahora, se ha lanzado a la calle para preparar la cena de nochevieja y para organizar sus regalos en torno al día de los Reyes Magos. Cada año se repiten las escenas de personas que apenas tienen tiempo para comparar ni para mirar el objeto que van a adquirir, siempre con prisas, siempre pensado en que todo puede ser descambiado (como así es de hecho), y que lo importante es el valor simbólico y también el valor del dinero gastado. Es cierto que este año las cajas de las librerías echan humo al ser el libro un regalo fácil en apariencia, no demasiado caro (en comparación con otros objetos), casi siempre agradecido, y un regalo que dura al menos hasta que el citado libro es leído por el obsequiado (lo cual no siempre sucede), es decir que en cierto modo se prolonga en el tiempo. Sin embargo no es fácil regalar un libro, o no es fácil regalar un libro adecuado a la persona que lo recibe: saber que libro va a gustar, a sorprender, a perturbar (en sentido figurado, claro está) al receptor, es saber mucho de esa persona, y creo que la mayor parte de los libros se regalan sin ton ni son, despreciando por el oferente el regalo antes de haberlo hecho. ¿Cuáles son los criterios habituales para elegir un libro para alguien?. Creo que no son los más adecuados: que se venda mucho, que alguien lo recomiende, que esté en un lugar destacado de los escaparates o las librerías, que sea una novedad (totalmente a ciegas), que sea de un autor del que nos gustó una vez un libro. En todo caso criterios no personales, sin profundidad, sin dedicarle tiempo a mirar y a comparar, a leer solapas o a buscar informaciones sobre ese libro (tal vez por eso se regalan muchos libros en navidad, porque es fácil elegir sin molestarse en buscar). La verdad es que a mí me regalan pocos libros en estas fechas (y casi siempre que lo han hecho han sido libros muy comunes, muy accesibles en cualquier biblioteca, poco especializados, poco personalizados en suma), pero sí que me gustaría recibir como regalo un libro diferente, extraño, algo que me sorprenda y me muestre zonas desconocidas de la literatura o del pensamiento, o una obra que no suela comprar por demasiado cara, un objeto de culto (por poner un ejemplo sencillo, las Memorias de Ultratumba de Chateaubriend, obra de gran volumen, memoria de una época), o una edición difícil de encontrar. En fin con todo esto estoy reivindicando una forma de vida más reposada, con tiempo para los pequeños placeres, con reposo para saborearlos, para que algunos acontecimientos dejen de ser estándar y se conviertan en singulares, para que concentremos nuestra atención y nuestras energías en aquello que hacemos.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Preocupaciones dominantes

Tal vez no podamos vivir sin una preocupación preponderante en nuestra cabeza de entre las casi infinitas que nos pueden asaltar cada día. Eso suele consumir una buena parte de nuestros recursos mentales. Las hay muy particulares, muy singulares, muy propias, las que no confesaremos nunca, pero las hay falsas, impostadas, creídas tan sólo por nosotros, contagiadas o nacidas de sospechas inciertas o de un falso razonamiento, o de indicios poco fiables, o fruto de nuestra incapacidad para disfrutar de una felicidad duradera. Puede ser un problema económico, o un hijo adolescente que no se centra (pero que seguro que busca y encuentra su nicho social en un futuro no demasiado lejano), o la inestabilidad laboral a la que no vemos solución, o desaprovechar todas las oportunidades que nos ofrece la modernidad para hacer algo para lo que creemos estar capacitados. Puede ser una enfermedad latente o la de algún familiar o amigo muy próximo, puede ser un desamor, pueden ser tantas y tantas cosas. De lo que estoy seguro es de que todo el mundo tiene algo en mente, algún nubarrón que antepone a todas las demás cosas, y que le suele mediatizar la mayor parte de las decisiones que toma. Algunas de estas preocupaciones nos las proporcionan los medios de comunicación (en ausencia de otras más personales) en forma de miedos, ya sea políticos o meteorológicos.
A veces estas preocupaciones que he llamado dominantes son cambiantes, depende de las personas, las hay que no pueden mantener durante mucho tiempo la misma preocupación, por la naturaleza misma de ella (de la persona o de la preocupación, la ambigüedad es buena en este caso), y así son capaces de asir cualquier cosa que flote en el ambiente: un miedo a un exterminio masivo de la humanidad por un virus, un meteorito, o una explosión nuclear, la lectura de un libro de apariencia profética o la desgracia de un remoto vecino o familiar.
En fin, tal vez sea bueno y necesario dada la especial configuración cerebral de nuestra especie (y nuestra crueldad contrastada) el que tengamos ese ruido de fondo en forma de preocupación, que nos limite y nos contenga.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Publicidad original


La gente se las ingenia como puede para vender lo que sea, bien a través de la Red, bien a través de los métodos publicitarios más diversos. Hace poco comencé a fijarme en que las farolas de las avenidas principales estaban llenas de carteles caseros y restos de otros que ya habían fenecido, por superposición, por los elementos climáticos, porque alguien los había arrancado. Es curioso como los árboles se respetan más o menos, pero todo el mundo utiliza las farolas, de hecho en el trayecto del paseo que estaba realizando hace unos días (cuando obtuve esta fotografía), comprobé que todas estaban ocupadas. En estos tiempos en los que la economía flojea todo el mundo está dispuesto a vender algo, sin intermediarios, y a ser posible pagando los menos impuestos posibles. Además lo que me llamó la atención es que no sólo los carteles caseros ofrecían cosas o demandaban trabajo, los había también de objetos perdidos o personas desaparecidas. Me llamó mucho la atención uno en el que se decía: "buscamos vaquita de peluche desaparecida el pasado sábado en este trayecto,..."; pobre niño el que lo hubiera perdido, seguro que era su mascota favorita, aunque tal vez algún otro niño haya prohijado a la vaquita.
Deben de tener mucho público las farolas, porque ya digo que estaban todas cubiertas, hasta bastante altura, y pude comprobar como varios señores con aspecto de jubilados, leían con atención varios de estos anuncios; a buen seguro si encuentran algo interesante luego se lo transmitirán a sus hijos o a sus nietos: "un chollo de piso o un coche en perfecto estado, o una camada de cachorros de Pastor Alemán preciosos,...". Todo un mundo éste de la publicidad en las farolas en el que apenas me había parado a pensar.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Dinero negro

Hoy había en la puerta de unos grandes almacenes unos chavales pidiendo un óbolo para el Sida. Lo que recauden será dinero negro, nadie (ningún organismo gubernamental) controlará lo que han recaudado, podrá ser utilizado para cualquier cosa. Estamos rodeados de ilegalidades en cuanto al dinero: en el taller al cambiar el aceite al coche te preguntan qué si quieres factura, sobre entendiendo que no la vas a querer (¿por qué pagar más pudiendo no hacerlo?), pues te conocen de toda la vida; en algunas tiendas de todo a cien, regentadas por chinos o no, venden cedés y deuvedés a un precio inferior al canon que se debería pagar legalmente por ellos; en el mercadillo de los domingos (atestado de gente y de copias de bolsos de Tous) no hay nunca factura de nada de lo que se vende, y hay libros con títulos recién editados que cuestan un 40% menos que en una librería. No estamos en realidad concienciados de que nos estamos defraudando a nosotros mismos, quizás porque no estamos muy seguros de que el dinero público que se recaudaría estuviese bien gestionado, quizás porque no tenemos una visión global y social de la convivencia. Tenemos demasiado poco tejido productivo, demasiadas administraciones (la administración autonómica de La Rioja por poner un ejemplo, con su parlamento autonómico y todas sus sedes y sus instituciones, para gobernar una población superior en poco a los 300.000 habitantes). En fin, que luego nos quejamos de que la economía va mal.

martes, 25 de noviembre de 2008

Libros pendientes de leer

Pesan los libros no leídos que esperan impolutos en sus baldas a que un día me decida a abrir sus páginas con delicadeza, como quien entra en sagrado. Es una delicia al mismo tiempo saberlos ahí esperando, como un bocado prometido en un banquete. Soy consciente de que algunos me defraudarán y de que otros me entusiasmarán más allá de lo que espero de ellos. Cuando termino alguno de los que estoy leyendo, a menudo me cuesta mucho elegir con cuál sustituirlo, suele depender de mi estado de ánimo, o de las ganas de lectura más o menos profunda que me asalten en ese momento. Una vez conocí a alguien que me contó que su hermano había calculado cuantos libros leía al año, y que dedicaba un tiempo al finalizar el año anterior a recolectar y almacenar exactamente aquellos libros que iba a leer (me supongo que los ordenaría si había llegado al punto de juntarlos todos pongamos que en una estantería); siempre se trataba de obras consagradas, no quería riesgos lectores (para mí es una de las aventuras más interesantes, la del riesgo en los libros). Reconozco que interviene el azar muchas más veces de las que creemos en la elección de un libro, el azar de una buena reseña, de un comentario superficial escuchado en cualquier parte, de una visita a una biblioteca, de una colocación en una estantería o en una mesa en el lugar exacto en el que se posan tus ojos.
Hay algunos libros que sin saber muy bien por qué los vas posponiendo, hasta que un buen día el peso se hace insoportable y los privilegias por encima de otros que tenías en mente. Alguno lo he dejado a propósito para cuando tuviera un momento dulce vital. Sin embargo son los libros los que nos dan el tono vital con más frecuencia, inopinadamente. Siempre hay uno de los libros que lees que se impone a los otros y nos envía todo el veneno o la miel que contiene en sus páginas, mezclado (como un reactivo) con tus pensamientos, tus ideas, tu cultura. Tengo una cierta urgencia ahora por leer las Memorias de Lorenzo da Ponte, libretista de Mozart y hombre muy famoso en su tiempo, aunque también me espera Los hombres que no amaban a las mujeres, que no hago más que ver en todas las librerías y que parece que lo quieren convertir en el Libro (con mayúsculas) de estas navidades. La lista de los libros que me esperan en las estanterías de casa es grande, ya la desgranaré otro día.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Conversaciones de autobús

En los desplazamientos en autobús urbano se escuchan conversaciones que la gente mantiene sin pudor ninguno, o bien habla por teléfono como si estuviera en el salón de su casa, aunque en estos últimos días he podido diferenciar dos tipos diferentes de conversaciones: hay gente que parece estar muy satisfecha de ella misma y deja sus opiniones, su experiencia y casi su currículum como si se estuviera vendiendo a todo el autobús; por contra hay quien hace confidencias más calmadamente a su vecino de asiento, hablando en general de terceras personas con mucha despreocupación, quizás confiando en el anonimato (imposible) que da el estar rodeado de personas en principio desconocidas. Así ayer escuche a un tipo del primer grupo, joven que parecía saberlo todo de casi todos los temas, hasta que se fue centrando primero en los fósiles que había conseguido (según el valorados en más de 4.000 euros) sin haber desembolsado ningún dinero (él presumía de haberlos conseguido hablando aquí y allá más que yéndolos a buscar), luego cuando le llamaron por teléfono (al parecer desde su trabajo porque iba tarde) empezó a contar sus hazañas de cocinero sobrado en un restaurante, trabajo que iba a dejar porque no tenía futuro y era él mismo (cómo no) quien le estaba enseñando el negocio al dueño, que de eso no sabía nada y ya era mayor.
Hace un par de días, una mujer que por lo que deduje no era mucho mayor que yo, se disponía a celebrar en su pueblo (cuyo nombre omitiré) algún evento tipo 25 años de haber terminado el instituto o algo parecido, y llamaba por teléfono a otra amiga poniéndole al día de la vida y milagros de cada uno de los alumnos de aquella promoción, incluidos casamientos recientes, divorcios, cánceres, contratos laborales o residencia habitual, sin ahorrarse comentarios personales de todo tipo.
¡Cómo nos gusta hablar, sabiendo sin saber, siendo escuchados o no, qué facilidad para decir aquello que debiéramos callar!

martes, 18 de noviembre de 2008

Formas de leer

A menudo he reflexionado sobre las manías lectoras que adoptamos a lo largo de nuestra vida, desde que comenzamos de pequeños, en los que los más lectores devorábamos libros primero (cualquier cosa que nuestros padres dejaban en nuestras manos de entre los pocos disponibles en casa) y tebeos más tarde. Si hago memoria como seguramente cualquier persona de mi generación más o menos, podría acordarme de cada uno de los primeros libros que leí (alguno muchas veces, dado que no había otros nuevos para sustituirlos, lo de las bibliotecas o la abundancia de libros en la mayor parte de las casas es relativamente moderno); es verdad que pronto mis padres se encargaban de comprarnos un libro nuevo en cada una de las visitas que hacíamos a la ciudad, y ese era uno de los alicientes de aquellas visitas tan aburridas. En fin, aquellos libros se leían muy deprisa, pues casi nos los sabíamos de memoria. Por supuesto que las lecturas de los cómics eran una mezcla de contemplación de las imágenes y lectura rápida del texto. En resumidas cuentas, leíamos muy deprisa.
Ahora sin embargo no puedo desprenderme de una forma lenta y reflexiva de leer (sea el texto que sea), ello adquirido sin duda en los textos científicos, libros de matemáticas en los que cada párrafo era sutil y lleno de fórmulas o de deducciones lógicas difíciles de seguir. Quizás a partir de ese momento no pude ya leer cualquier cosa: despreciaba los libros que no tenían esa sustancia (aunque fuera pequeña) que me hiciera pensar, que necesitara de un poco de tiempo para comprender lo que trataba de contarse o de explicarse. Así, conseguí acercarme al ensayo y a la poesía, pero también a un tipo de novelas que no suelen coincidir con las más leídas pero sí con las consideradas por la crítica cómo las mejores, aquellas que tienen un valor añadido en la propia escritura, más allá de la historia que cuenten (que a veces no es más que un pretexto para la propia escritura). El problema es que me cuesta mucho leer periódicos con la frivolidad que se supone, aunque suele depender de las ganas de reflexionar que uno tenga. Soy consciente de que la mayoría de las veces los artículos periodísticos están escritos para ser leídos en diagonal, sin apurar demasiado el texto, pero esa lectura que hago cuando no hay más remedio o en determinados periódicos (por supuesto que hay artículos con mucha menos calidad que otros) por sistema (pues apenas he encontrado nada de calidad en ellos) me impide reflexionar acerca del sujeto del artículo, digamos leer entre líneas, ir un poco más allá de lo que está escrito.

jueves, 30 de octubre de 2008

Poesía

El estado de ánimo de cada día lo puede dar el libro que has estado leyendo, o las canciones que has estado escuchando, o las noticias del día, pero creo que un poema o una sucesión de ellos nos puede cambiar nuestra percepción momentánea del mundo de forma más intensa que cualquier otra cosa. La mayoría de la gente hoy no lee poemas, de hecho el concepto de poema que poseen se reduce a lo que les enseñaron en la escuela en su momento, y cuando la enseñanza se produjo en un sistema educativo de hace 30 años o más, había poetas que no existían oficialmente (los mejores sin duda) y la poesía era rimada y ceñida a los cánones más ortodoxos y a los temas más banales, más inocuos. Sin embargo con la llegada de la democracia y de una libertad más amplia de elección, empezamos a conocer los poemas que podían cambiar el mundo, que contenían en su seno todas las indisciplinas, todas las irreverencias, todas las prohibiciones, sensaciones que nunca habíamos soñado. Claro que a veces no son fáciles de leer, no son fáciles de entender, en general puede decirse que hace falta una cierta cultura y una cierta educación para poder acceder a ellos, para poder disfrutarlos. Es todo un mundo acceder a la poesía. Para los no iniciados la pregunta sería ¿por dónde comenzar?, ¿qué leer?. Es muy difícil de responder, pues los gustos de las personas son muy variados, es como la música clásica, a cada cual le gusta un compositor o varios. Yo personalmente me inclino por Haendel y Tchaicovski. En poseía es casi más complicado pues depende del estado de ánimo. En fin, recomiendo algo muy popular como los Cuadernos de Nueva York de José Hierro para empezar.

lunes, 27 de octubre de 2008

Objetos

Cada uno de los pequeños objetos que nos rodean, que conservamos o que hemos perdido en otras casas, en otros mundos suelen ser fuentes enormes de información y de memoria. Aquél lo compramos en Venecia, en una mañana soleada de primavera, después de un agotamiento tremendo de tanto ir y venir, de tanta belleza, de tanto huir de las manadas de turistas (como nosotros mismos por cierto); éste otro es un objeto artesano adquirido un invierno de soledad, un sujetalibros de bronce precioso; ése de ahí me lo regalaron cuando cambié de trabajo y me recuerda a los compañeros de tantos años; y así cada uno de los objetos que hay en nuestra casa forma parte de nuestra historia, la personal y la de pareja o familia. Algunos objetos se heredan de generación en generación, adquiriendo un valor añadido emocional. Sucede también con los libros, con los poemas que uno escribe pensando que para nada sirven o que son el fruto de un desahogo o de una necesidad y a veces son más precisos y preciosos que un diario personal. Y sin embargo la memoria nos traiciona con algunos objetos, aunque no siempre; en el momento más inesperado salta una chispa de claridad en la que recordamos sensaciones, aunque no detalles, algo así como lo que queda cuando todo se ha olvidado, eso que nos hace ser tan nosotros, que nos define un poco, que nos hace únicos para nosotros mismos y tal vez para nuestra pareja o nuestros allegados.
Hay sin embargo objetos que detestamos porque nos suponen un dolor insoportable, o un recuerdo amargo, o una traición, o la presencia de alguien que ya no está entre nosotros (no necesariamente difunto, sino olvidado, desterrado) y que conservamos sin saber muy bien porqué, salvo porque somos inteligentes y no exclusivamente hedonistas, y nos nutrimos de dolor y de recuerdos tristes tanto como de alegría y placer en un equilibrio sumamente inestable. Todos los objetos que nos rodean nos hacen un poco más nosotros, un poco más nuestro pasado. Un poco más nuestro futuro.

viernes, 17 de octubre de 2008

Revistas (I)

Somos en parte prisioneros de las opiniones que leemos en fuentes diversas; algunas nos influyen más que otras (no desdeño en absoluto lo que vemos en televisión u oímos en la radio, pero hoy quiero referirme sobre todo a lo que leemos). Considero que algunas revistas son más fiables, al menos aplicando algún tipo de lógica, que la prensa diaria. Ya hemos visto sobradamente ejemplos de cómo la prensa es inexacta, por no decir abiertamente que miente en beneficio de sus ideas. A veces en nuestro fuero interno justificamos esas versiones por la premura, por el riesgo que suponen ciertas informaciones, aunque personalmente no olvido cuando un medio es "cazado" en una mentira, igual que no olvido (cuándo es demostrado) que un escritor ha plagiado a otro. Quizás parece que las revistas de tirada semanal, mensual o trimestral, (me refiero a revistas científicas o de divulgación, e incluso a los suplementos dominicales de los periódicos) contienen informaciones más reposadas, más revisadas, más contrastadas, sin la premura en las colaboraciones que poseen las aportadas a los diarios. Además algunas suelen contener informaciones de gran calidad que son imposibles de obtener por otros medios. Personalmente me influyen mucho en mi percepción del mundo. Recibo tres o cuatro revistas que son para mí una fuente de información primordial en sus aspectos científicos. Luego es verdad que no puedo dedicarles tanto tiempo como me gustaría, pero aún así, cuando un tema me interesa verdaderamente, hago todo lo posible por ir un poco más allá, buscando libros sobre el tema e información adicional en Internet. Creo que esto de las revistas es un salto de calidad con respecto a las informaciones fáciles, muy manidas, llenas de lugares comunes, simplificadas hasta la náusea que vemos o escuchamos cada día. Quizás de nuevo estas informaciones no son para cualquiera. Por poner un ejemplo no científico en el sentido en el que todos pensamos: no hace mucho me encontré un artículo estupendo en Revista de Política Exterior sobre el Irán de los ayatolás, su estructura de gobierno y de poder, compleja y diferente de las democracias occidentales, no exenta de algún componente democrático, pero no tal y como lo entendemos nosotros, lleno de matices y de todas una gama de grises impresionante, absolutamente diferente de ese blanco o negro que nos llega desde todas partes como un bombardeo incesante. La realidad es mucho más compleja que cualquiera de las apariencias de realidad que percibimos habitualmente.

jueves, 9 de octubre de 2008

Hipocondria

Ayer tras un encuentro fortuito con un antiguo compañero de trabajo reforcé mi idea de que toda la alegría vital está dentro de un mismo, en la capacidad para buscar ilusiones, para conservar la máxima energía posible que permitan las circunstancias, para lanzar botellas de naufrago al mar insondable y esperar a que alguna sea recogida por alguien que pueda rescatarnos momentáneamente. Este hombre es un hipocondriaco de libro desde que yo lo conozco hace más de 10 años. Siempre espera que le va a pasar algo malo: no viaja porque le puede dar un ataque de algo (no importa qué) en cualquier momento, se dedica según él (tras su jubilación) a pasear e ir a visitar médicos. Se diría que se desilusiona cuando avanza el tiempo y no le acontece ninguna de esas cosas terribles que él imaginaba, y entonces se dedica a construir nuevos temores, basados en achaques (¿quién no tiene alguno cada día?) o en sospechas o en lecturas. Creo que en la cara se le ha instlado ya un rictus de desprecio por la vida. ¿Qué puede llegar a producir todo esto?. Hay quien tras muchos reveses sufridos en sus carnes pasea optimista por la vida, apreciando cada instante de calma, de ausencia de dolor, hay quien reniega de la vida sin haber pasado graves penalidades. Nuestro cerebro es tremendo y no suele haber recetas generales, para vivir mejor, salvo las que recomienda cualquiera: ejercicio, vida sana, ausencia de preocupaciones (más allá de las inevitables), viajar sin prisa, observar, conversar. La idea de un entrenador personal que nos ayude a hacer cosas que no somos capaces de hacer solos es un descubrimiento de los últimos años, y creo que puede funcionar en muchos casos. Tu pareja (caso de existir) puede hacer esta labor y a la vez puede beneficiarse de tu ayuda. Esta receta-ley, es una de las más antiguas del mundo.

jueves, 2 de octubre de 2008

Una biografía literaria

A propósito de un libro de Juan Benet así titulado, Una biografía literaria, he reflexionado acerca de la gran influencia que tienen o han tenido en cada uno de nosotros las lecturas que hemos realizado. Es una pregunta interesante que podemos hacernos: ¿qué libro o libros o autor o autores consideramos que han influido más en nuestra vida, o en nuestro pensamiento, o en nuestra percepción de la realidad?. ¿Es posible que podamos definirnos a través de los libros que hemos leído, o que nos han gustado?. Esto topa con un problema de fondo: hay quien no lee o ha leído nada y está a expensas de lo que las personas de su entorno han leído. Otros consideran que el cine es más rápido y tiene un lenguaje menos complicado que la literatura. En fin, hay quien desprecia el cine y la literatura y cree que no necesita nada de eso para tener una idea clara de todo lo que se cuece a su alrededor. A fin de cuentas durante la mayor parte de la historia de la humanidad muy pocas personas han tenido libros a su alcance.
¿Acaso pueden definir más a una persona sus lecturas que sus viajes?, por poner otro ejemplo. Personalmente, creo que depende mucho de las personas, pero en algunos casos sí que creo que a través de sus lecturas, de sus gustos, de lo que les gustaría leer puede alcanzarse un grado de definición de su visión de la realidad bastante satisfactorio.

martes, 23 de septiembre de 2008

Literatura

Tenía una bomba de relojería en una de mis estanterías desde hace casi un año y no lo sospechaba. Bueno, en realidad sí que se me antojaba que podría dar el juego que está dando. Lo compré en Madrid en octubre de 2007 en La casa del Libro. El problema del pequeño destierro al que lo he sometido durante este tiempo es que tenía otras prioridades, seguramente por la moda, por el momento emocional, por el ajetreo que he tenido, en fin, que no acababa de encontrar el momento de ponerme a leerlo. Es una novela que leídas 50 páginas me hubiera gustado escribir: fragmentada, lenta, psicológica, profundamente erótica, difícil, no para cualquiera como rezaba aquella inscripción de El lobo estepario. El autor va siempre un poco más allá de lo que se espera, de lo que sería razonable, siempre sutil, equívoco a veces. Compensa el trabajo de dedicarle tiempo a cada página. Quizás el motivo de mi asombro ha sido lo inesperado o la profundidad del tema que trata, o el lenguaje íntimo y hermosamente literario, aunque se trate de una traducción hebrea. De hecho tenía en mi fuero interno alguna que otra predisposición ante un escritor hebreo para mí desconocido y tardé mucho tiempo en elegirlo en una mañana de domingo en la que quería comprarme un libro. El autor se llama David Grossman y el libro es La memoria de la piel.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Engaños fotográficos


Uno de los engaños más habituales en la prensa son las imágenes que yo llamo de transición, en la que durante un instante que normalmente es inapreciable para la vista, la continuidad de los gestos provoca algún gesto intermedio extraño, sin necesidad de trucaje. Estos gestos en rostros humanos, dada la cantidad de significados posibles, a veces muestran contradicciones con el carácter o con el discurso del sujeto fotografiado, y ahí está la noticia, independientemente de que sea falsa, pero siempre se alega que la persona en cuestión ha sido "pillada infraganti" y que prueba de ello mejor que la propia fotografía. Otras veces en vez del gesto es la situación: a veces puede parecer una pose cuando en realidad la situación es puramente circunstancial y los acompañantes o el fondo nada tienen que ver con la elección o con la realidad. Hoy al contemplar en la prensa una foto en la que aparentemente Carla Bruni esposa del presidente francés (vestida a lo Jacqueline Kennedy como ya hiciera en su visita a la reina de Inglaterra) posa frente a un nutrido grupo de cardenales durante la visita del Papa a Francia, me preguntaba sí era una foto deseada, o sólo permitida, o quizás fruto de la casualidad o de la habilidad del fotógrafo. El contraste es espectacular, no solo por el color, sino por la edad talluda de los príncipes de la Iglesia frente a la frescura en apariencia inocente de la otrora modelo. Da la sensación de que son ogros a punto de comerse a la protagonista del cuento. En realidad esta foto otorga un gran protagonismo a quien no sale en ella...

viernes, 12 de septiembre de 2008

Teatro

¿Cómo puede provocar tal cantidad de pensamientos una obra de teatro, despertar tantas inquietudes, trastornar, remover tantas conciencias?. Tan solo un par de personajes en "Seis clases de baile en seis semanas", Juanjo Artero y Lola Herrera son capaces en algo menos de dos horas de todo esto, con una ambientación magnífica, provocando una revisión constante de nuestra vida cotidiana, una revisión inteligente, un deseo de imitar movimientos, frases, pensamientos. A mí personalmente no me gustó el desenlace ni los minutos finales, en los que se acumularon varios tópicos, y sí mucho la parte inicial en la que se interpretaba de una forma muy personal el significado de distintos bailes, con diálogos sorprendentes y un lenguaje corporal muy trabajado, muy propio del teatro. Siempre he pensado que la mejor forma de adquirir ideas, de pensar más allá de lo que pensamos en la vida cotidiana, es asistir a comprobar el trabajo de otros en ese campo, o leer, o contemplar fotografías, pintura, escultura. Todo esto te hace sentir vivo, con ganas de hacer cosas, sentirte acompañado en medio de la soledad natural.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Libros

En casa tengo más libros sin leer que leídos. Esto me produce un poco de desasosiego a veces, pero las más de ellas me produce esperanza e ilusión, aunque sé que el ritmo de vida que llevo no me permitirá leer todo aquello que quisiera. Algunos son libros de consulta que raras veces son consultados, otros son libros de poemas en los que he hecho alguna que otra incursión, sin llegar a leerlos de forma sistemática. A veces pienso que me gustaría leer el Antiguo Testamento con calma, investigando procedencias y destinos y conexiones, otras creo que me gustaría leer una vez más El Quijote, o Los Miserables, o un tomo enorme sobre Felipe II de Manuel Fernández Álvarez, pero inmediatamente me da una pereza terrible y lo pospongo para otro momento, consciente del engaño. Parece esto una metáfora de la vida, de las grandes cuestiones que nos dan pereza y son desechadas nada más pasar por la cabeza su sola sombra.
La verdad es que tengo muchos libros, muchos proyectos de lectura, muchos leídos y olvidados, otros recordados vagamente, otros venerados, y que si me pongo a pensar en cuándo los leí, con ellos presentes empiezo a recordar situaciones de esa época y sobre todo sensaciones (muchas de ellas seguramente ya falsas, acomodadas por el pensamiento y el olvido). Por ejemplo recuerdo claramente cuando leí el primer libro que cayó en mis manos de Saramago, hace unos 16 años, cuando apenas nadie le conocía: Memorial del Convento, un libro sacado de una biblioteca pública de un pueblo lejano en un momento de soledad y de cambio, y la magia que encontré en él. Este libro me abrió la puerta a toda la novela de este escritor portugués que luego sería premio nobel con el tiempo. Sobre él escribiré otro día.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Shalimar el payaso


Cada novedad de Salman Rushdie es un acontecimiento literario para los sentidos, un enorme campo de aprendizaje de las emociones, sentimientos, actos, causas y consecuencias. Esta novela que terminé de leer anoche es compleja, densa, fantástica, llena de poesía, diferente y difícil y erudita y asequible al mismo tiempo. Revela documentación y trabajo, inspiración conocimiento profundo de determinadas naturalezas: terroristas, millonarios, almas perseguidas por la conciencia, magia, conflicto, la historia al servicio de la narración descarnada.
Ha sido una lectura lenta, de casi todo el verano, a poquitos, cuando encontraba un hueco de tranquilidad y concentración, cosa cada vez más complicada. Apenas he hablado con nadie de este libro, apenas conozco a nadie que haya leído a este autor, maldito entre los malditos desde los Versículos Satánicos que no he leído, aunque sí Hijos de la Media Noche, y Furia, y El Último Suspiro del Moro, todas ellas fantásticas, todas ellas impregnadas del conocimiento del ser humano, de la India incógnita, llenas de detalles inteligentes y muy acabadas, muy completas, muy literarias. Lástima no leerlas en inglés. Me quedo con el concepto de las redes invisibles del mundo, con la poética del amor-muerte, con la resignación, la perseverancia y la búsqueda de lo imposible.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Noche solitaria

Es un tema recurrente, cada vez que se hace algo extraordinario entre semana, comparar la noche con el día o con noches de fin de semana donde el consenso un poco idiota dice que hay que lanzarse a la calle para disfrutar lo que nos negamos entre semana en un acuerdo tácito para poder trabajar y descansar. Anoche estaba todo el barrio de las Delicias durmiendo con las ventanas abiertas por el calor, tan sólo algunas parejas despidiéndose en coches aparcados en doble fila; apenas nadie paseando. Luego el silencio. Algo de inseguridad, la tranquilidad conseguida por la civilización, el invento de la policía que nos protege a los débiles, la educación. Por caminar solo en la noche, volviendo a casa tras una velada extraordinaria y agradable, te conviertes en sospechoso mientras sales de tu mundo diurno, lleno de lugares conocidos, de seguridades aparentes, de cotidianeidad. ¿Cuántos mundos diferentes, cuántas noches, cuan largas cuando no hay cama para dormir ni nadie que te espere o que te eche en falta a la mañana siguiente?. Cada vez veo que es más importante esa compañía, esa pareja que nos proporciona la ilusión de no estar solos en el mundo, que nos permite engañar el transcurso vital con muchos pequeños momentos preciosos, inestimables, irrepetibles, que nos devuelve al mundo conocido cada vez que por azar nos asomamos a las tinieblas de una noche solitaria. Qué desasosiego cuando se aleja mentalmente de uno, cuando esa comunión cotidiana desaparece.

jueves, 28 de agosto de 2008

Melancolía


En un grabado de Durero así titulado, Melancolía, que ahora que lo pienso supongo que estará bien traducido del alemán, aparece un tipo pensativo, y la recreación de su pensamiento es nada menos que un cuadrado mágico (ese en el que la suma de sus filas, columnas y diagonales coincide) de tamaño 4 por 4 en el que están colocados los números naturales del 1 al 16. Es un cuadrado mágico difícil de construir. Hay una técnica bien conocida para construir los cuadrados mágicos de tamaño impar, pero los pares son en general difíciles. Pero no es esta melancolía a la que quería referirme, sino a la que me ha acontecido estos días últimos en las fiestas del pueblo a las que llevo asistiendo con conocimiento más de 25 años. Las ausencias, la edad, el aspecto físico, las rutinas repetidas por otros que ya no somos nosotros, las presencias inesperadas, la vuelta al pasado, los recuerdos rememorados, anclados en ellos en vez de intentar nuevas diversiones. Ese es el error, la vuelta a pasado no funciona, hay que tratar de renovarse, de crear nuevas situaciones, de renunciar durante esos días al recuerdo, pero eso es difícil cuando los programas se repiten calcados, cuando casi todo el mundo insiste en emular lo ya vivido. Al final se apodera de ti una sensación de soledad difícil de reprimir, más si coincide con la llamada crisis de los 40, más si le pasa a más gente a tu alrededor, soledad ante la vida, ante las vivencias, ante el resto de la especie humana, tan previsible, tan egoísta, tan animal a pesar de toda la elaboración del pensamiento, de toda la lógica, de toda la experiencia, de toda la historia, de toda la educación.

viernes, 8 de agosto de 2008

Paseos por la montaña

Durante las vacaciones en la sierra de Hervás descubro cada año senderos que atraviesan la aparentemente inextricable vegetación, caminos no tan ocultos, transitados por burros u otros animales a juzgar por los excrementos. Nunca me encuentro a nadie, bien por no ser la hora propicia para que los lugareños pasen por allí, bien por la baja frecuencia con que son utilizados. Utilizando mapas topográficos de la zona he descubierto algunas rutas que suben a la llamada pista Heidi trazada sobre la sierra a lo largo de 26 kilómetros. Conozco los extremos y otras 4 formas de llegar a puntos intermedios. Creo que cada año están menos utilizados los senderos, a pesar de que algunos utilizados como rutas de senderismo están más hollados y mejor señalizados, pero los que no vienen en las guías o no están marcados son difíciles de encontrar; algunos están empedrados desde hace cientos de años, pero la maleza terminará por ocultarlos. Es una realidad que una forma de vida rural, de cultivar prados y ganado en las tierras altas está en vías de desaparecer dado lo costoso del trabajo y el bajo rendimiento económico que produce. Eso se llevará por delante toda la red de senderos horadados y transmitidos durante generaciones. Es la vida del consumo, el capitalismo exacerbado lo que termina con estas formas de vida.

viernes, 1 de agosto de 2008

Días de piscina

Al contemplar esta tarde la escena que se daba en la piscina comunitaria, con niños bañándose vigilados por sus madres, mientras dos padres (los dos únicos que había en torno a la piscina), charlaban aparte en posición de machos de la manada, no he podido menos que pensar en la imagen ancestral de una manada de grandes monos bañándose en una charca hace cientos de miles de años, y repitiéndose una vez tras otra a lo largo de los tiempos. No hemos cambiado mucho en todo este tiempo, pese a la educación, a los avances tecnológicos, a la experiencia, a la cultura, a la modernidad. De hecho somos más parecidos de lo que creemos a nuestros antepasados más lejanos: en cuanto las cosas se ponen feas ya no hay educación ni cultura ni aprendizaje que valga, nos volvemos violentos, agresivos, capaces de matar por defender el territorio o la estirpe o el honor, o cualquier otra cosa que se nos antoje defendible. Lo más increíble y a la vez problemático es que casi nadie se cree esto en frío y siendo así no estamos preparados para si se diera el caso. Sin embargo todos reconocemos haber visto en la televisión algún caso de violencia doméstica en el que siempre un vecino del presunto agresor o agresora declara que era una persona normal, incapaz de matar a una mosca, en definitiva de la que nadie habría sospechado jamás. En fin, que somos simios un poco maquillados, un poco barnizados por unos pocos años de historia.

jueves, 17 de julio de 2008

Decisiones y encrucijadas

Es difícil a veces otear el horizonte de vida personal y decidir cuál va a ser la decisión correcta. Siempre existe el recurso de tomar la decisión de no hacer nada, dejar que todo fluya tal cual, e improvisar las actuaciones según se producen los acontecimientos. Existe el dicho clásico "que me arrepienta de lo que he hecho, no de lo que no he hecho". Yo defiendo siempre que es bueno que esté la posibilidad de decidir; eso nos mantiene vivos, nos hace pensar. No hace tanto tiempo que soy consciente de que yo suelo decidir por probabilidades, y a veces de una forma difusa, mezclando esto con intuiciones, o con otras experiencias similares, vividas o leídas o vistas en el cine. Lo que está claro es que no tienes a un alter ego de control para saber si lo que has decidido es o no lo correcto, o lo mejor, o lo menos malo. Es a todas luces imposible de comprobar ni de comparar, aunque desgraciadamente tendemos a hacerlo, siempre de forma desfavorable, siempre obviando datos, sin entrar nunca en los detalles o en los indicadores principales. Por tanto se impone pensar de forma positiva que lo que has hecho ha sido lo mejor, y aceptarlo como lo único posible una vez que has tomado la decisión y esta es irrevocable. Se puede novelar o ironizar sobre otras decisiones, pero es ciencia ficción.

miércoles, 2 de julio de 2008

Estampas cotiodianas

He visto demoler esta mañana un colegio con los árboles que lo rodeaban. Se trata de convertir una estructura caduca en otra más moderna, más preparada para la docencia. ¿Cuántas veces se han destruido cosas, se han añorado, se han modificado?. El mundo sigue. Pronto olvidamos cómo era y fijamos nuestra atención en otras cosas: decenas de trabajadoras impecables, guapas, esbeltas, poco cualificadas, dirigiéndose desde todas las direcciones al centro comercial quince minutos antes de su apertura. Un gran engaño, un salario, la envidia de quienes no tienen trabajo, la vida ordenada y marcada por los horarios terribles, con leves pizcas de algo diferente en domingo o en vacaciones en los que se gasta lo ahorrado. Algunos privilegiados pueden elegir su estilo de vida, mas siempre condicionado antes o después por imponderables no elegidos.
Un ave rapaz permanecía inmóvil en lo alto de los cables del tendido eléctrico; dudé si estaba muerto, electrocutado, como tantas veces, pero no, se movió para mi alivio. Mis estampas cotidianas de los días sucesivos no serán ya estas por la mañana. Nada volverá a ser igual. Tal vez sea mejor.

martes, 1 de julio de 2008

Despedidas

Parece que todo va a continuar como si nada y no es verdad. En realidad he vivido escenas muy especiales sin apenas darles importancia, quizás debido a algún mecanismo de defensa mental elaborado a tal efecto generación tras generación. Ya no volveré a trabajar en el mismo sitio, no con las mismas personas, ni con los mismos ordenadores, y apenas he valorado cuándo ha sido el último instante en el que esto pasaba. Es más, habrá personas a las que he visto cada día, cinco días por semana durante el último año, a las que apenas volveré a ver nunca. En cierto modo es un pequeña expulsión del Paraíso a la que hemos sido condenados: muchos de nosotros acudíamos a trabajar este año encantados con lo que nos esperaba; tanto es así, que el último día parece que nos resistíamos a irnos, a dejar de trabajar, aún sabiendo que nos esperaban las vacaciones tan necesarias.
De todas formas, la experiencia nos enseña que volveremos a encontrar nuestro sitio en otro lugar y volveremos a despedirnos.

viernes, 27 de junio de 2008

Euforia

Símbolos por doquier recuperados para el común de los españoles, las caras pintadas como si se tratase realmente de algo importante, una lucha, un simulacro de guerra, juegos modernos de distensión, de catarsis, de ritualización, de canalización de las pasiones más primarias: fútbol. La euforia produce olvido del resto de cosas que unas horas antes parecían importantes. Los medios de comunicación están desbordados con las noticias futbolísticas y ya no conceden importancia a los asuntos que les ocupaban días antes. Hay grados de euforia, pero en todo caso es no pensada, no filtrada, no racionalizada, de forma que aún en medio de una crisis se volverá al consumo masivo, a la única forma de ocio que existe para paladares no educados: consumir. Lo que no se paga no se valora, en el engaño capitalista del que somos menos conscientes. En fin, bienvenida sea la alegría común en este país cainita.

jueves, 26 de junio de 2008

Burocracia

La inflexibilidad burócrata sobre la que tantos chistes ha dibujado el genial Forges, existe. Sirve par a ahorrar trabajo a la administración, para descartar la creatividad, pero sobre todo para discernir entre quienes son tolerantes y quienes son inflexibles, entre quienes son sumisos y quienes son autónomos y obedecen más por justicia o por lógica que por capricho o simple superioridad en el rango. Yo no estoy por la labor de obedecer a cualquiera por el simple motivo de que ostente un puesto de rango superior, no conseguido por capacidad o por mérito, o más bien por méritos discutibles. Sobre todo en la función pública y en puestos derivados de coyunturas políticas. Esto me ha traído, me trae y me traerá problemas, pero es seguro que con esta especie de orgullo, viviré más a gusto conmigo mismo. Este es el problema del razonamiento lógico, que choca contra las pequeñas tiranías derivadas de desempeños mediocres de puestos de cierta relevancia local. En fin, la administración, y por ende todos un poco somos los que salimos perdiendo.

miércoles, 11 de junio de 2008

La precipitación

Quizás la calma sea sea uno de los atributos de la sabiduría. Al contemplar la precipitación con que se ha abastecido una buena parte de la población he sentido lo débil que es la educación y el pensamiento frente a los instintos básicos, tan fáciles de despertar. Parece que ha llegado el Apocalipsis escuchando a determinadas personas, cuando en realidad, esto es un juego en países desarrollados. Es cierto que es un juego que se puede escapar de las manos de quienes lo juegan pero mi opinión es que antes de que llegue la sangre al río literalmente, esto se atajará. Las cosas de este tipo por la experiencia de otras veces, terminan siempre por arreglarse en plazo.
Por otro lado me parece educativo lo que está pasando, que nos planteemos el valor real de la comida y del resto de bienes que disfrutamos a cambio de dinero o de trabajo si se prefiere. Tal vez alguien se esté dando cuenta de que despilfarramos demasiado, de que no somos consecuentes con la teoría ya medio aceptada de ser respetuosos con el medio ambiente. Pensaba esta mañana mientras caminaba hacia el trabajo en que no estaría mal que no llegaran cigarrillos para que algunos dejaran de fumar, por ejemplo. En fin, quizás aprendamos algo de esta huelga del transporte.

martes, 27 de mayo de 2008

Retazos de la naturaleza

Según venía caminando hacia el trabajo esta mañana fresca de primavera, con charcos en el suelo y olor a plantas húmedas, me ha dado por pensar y observar en el contraste entre las torres de pisos de ladrillo, el asfalto por donde pasan cada día miles de vehículos, y el pequeño parque que he atravesado, voluntariamente para llegar a mi lugar de trabajo. Ese parque pequeño, es como un oasis en medio de un desierto donde todo lo natural está ausente. Al salir del parque he mirado al cielo para contemplar a una cigüeña que llevaba en su pico una enorme rama para construir o consolidar su nido, esquivando los altos edificios, como un vestigio de un pasado ya remoto. No queremos mirar sin embargo la cantidad grande de gatos muertos por los coches en las calles, ni la ausencia de cantos de pájaros, ni el olor tan desagradable a ciudad que oculta las esencias de las plantas del campo, no tan lejano en esta ciudad no demasiado grande. Los cientos de miles de años de evolución que han dado lugar a mi persona añoran esa vida campestre, en plena naturaleza, sobre todo ahora, en primavera, cuando el frío ya no es tan intenso. ¿Dónde están las estrellas?, ¿cuándo podemos contemplarlas?.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Aves de Paso

A raíz de un encuentro hace un par de días con una antigua compañera de trabajo y de viaje he empezado a pensar en que cada año conocemos gente distinta con la que convivimos e intercambiamos ideas, pareceres, gustos culturales, conversaciones, etc. Es curioso, pero hay personas que no dejan apenas huella, y de las que cuesta incluso acordarse del nombre; por contra hay otras que aportan gran cantidad de ideas, en forma de autores, libros, discos, formas de actuar, ideas educativas, o simplemente conversación, y de las que nos acordamos durante años o toda la vida. A veces basta un regalo o una complicidad, o unas confidencias. A estas personas puedes estar un montón de tiempo sin verlas por el azar vital que cada uno lleva consigo, pero si te encuentras con ellas se restablece casi la misma complicidad que hubo antaño. La pregunta es obvia: ¿qué se puede hacer para acordarse de alguien que te ha dejado buena impresión?. La respuesta es NADA. Todo lo que acontece tiene que surgir sin premeditación. Eso es al menos lo que piensa un optimista y romántico como yo.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Orden

Siempre me ha obsesionado la idea de orden y organización del entorno e incluso del universo, pero no del orden en el sentido clásico de tenerlo todo colocado, sino en un sentido algo más metafísico, partiendo de la idea de que cada día, en cada uno de nuestros actos generalmente desordenamos un montón de cosas incluso aunque queramos evitarlo: creamos basura, interrumpimos montones de procesos naturales, interferimos en el desarrollo de ecosistemas, ensuciamos, desorganizamos el espacio. Sería un buen objetivo en la vida irnos con más orden del que había cuando llegamos. Hay más ideas de orden o de desorden: en países menos desarrollados, llama la atención la suciedad, la desorganización del espacio, los edificios en ruinas o en mal estado. En países más desarrollados, da la sensación de que están mejor acabados, más terminados: todo reluciente, las casas arregladas por dentro y por fuera, sin basura a la vista, sin pintadas en los edificios, todo coordinado. Este es el cambio de aspecto fundamental que ha experimentado nuestro país en los últimos 30 años, la educación necesaria para un cierto orden. Me refiero a educación global, y a un orden un poco particular, pero orden al fin y al cabo. Aún así, el desastre de automóviles enormes aglutinados en hora punta, cada uno con un solo ocupante, las fábricas que aprovechan cualquier lluvia o niebla para soltar lastre residual, las explanadas semiurbanas aún no construidas nos siguen provocando sensación de desorden galopante. Habría que pensar un poco en esto.

lunes, 5 de mayo de 2008

Aspecto

Hemos desarrollado en nuestra sociedad el arte del disfraz en la vida cotidiana, como forma de escondernos, no sé si de nuestros miedos más ancestrales, o de la opinión de los demás, esa que decimos siempre que no nos importa, pero a la que va dirigido nuestro atuendo diario. Desde lo que la mayoría consideramos un disfraz imitador de no se sabe qué de nuestros adolescentes cuando desaforadamente pululan por las calles y los antros los sábados por la tarde, hasta la persona mayor disfrazada de deportista, pasando por todo tipo de señores trajeados para su oficio, que nada más llegar a casa o al fin de semana se convierten en chandaleros. La verdad es que no debe ser por comodidad que vestimos así, porque al llegar a casa, la mayoría de nosotros sí que nos ponemos cómodos, y en vacaciones también cambiamos nuestro estilo de vestir por algo cómodo, adaptado al lugar (?) y a las circunstancias. En fin, que considero que todos nos disfrazamos un poco, y nos molestamos o nos enorgullecemos cuando alguien denuesta o alaba nuestra indumentaria, que hemos elegido con dinero y poco esfuerzo las más de las veces.

jueves, 24 de abril de 2008

Montañas de datos inútiles

¿Para qué sirve hoy el conocimiento? Hay quien piensa que todo conocimiento que no puede ser traducido en dinero no sirve para nada. Me he encontrado a lo largo de la vida personas pragmáticas (en exceso diría yo), que pensaban así. Es un poco (generalizando mucho), el sentir del ciudadano estadounidense. Hay por contra quien piensa que el conocimiento puede redundar en el disfrute personal. La verdad es que hay cosas que aprendes sin saber muy bien para qué las quieres, y que al final suponen una cierta carga inútil, pues ni las dominas con amplitud y profundidad suficientes, ni las desconoces. Si surge una conversación en la que aparecen cosas de este tipo, te enfrentas a la disyuntiva de si opinar o no al respecto: por un lado te resultan suficientemente familiares, pero por otro lado te faltan elementos de peso para profundizar en el tema. Sin embargo hay quien se lanza a hablar de temas que tan sólo han escuchado en televisión o radio de forma excesivamente superficial, y contra los que nada apenas puedes aducir. Me ha pasado hoy en una clase de francés a propósito de la Corriente del Golfo (Gulf Stream en inglés). Mucha gente ha oído hablar de ella, pero nadie aclara como puede influir en el cambio climático, ni que significa en nuestros climas actuales. Sin embargo en otros países del mundo este tema es de cultura general.

martes, 22 de abril de 2008

Bosque de acero

Ayer, mientras paseaba con el bebé me dediqué a observar una de las consecuencias de la tan cacareada remodelación de la Avenida de Salamanca, y esa contemplación me hizo pensar en la vida tan volcada en el consumo, en los impuestos indirectos, en la publicidad invasora, en las comisiones por doquier sin que puedas fiarte de nadie: en un pequeño espacio con forma de media luna, en principio dedicada a jardín, en una esquina de un puente sobre el río, con una vista magnífica desde la carretera, se han plantado 27 árboles y se ha sembrado de césped. A continuación se han colocado nada menos que 18 postes metálicos para sostener carteles publicitarios enormes que ocultan toda la vista del río al tiempo que distraen a los automovilistas. Es terrible la ocupación de espacios urbanos por mobiliario destinado a la publicidad. ¿Dónde van todos esos ingresos?, ¿se gastan en las propias obras?, ¿estos anuncios son efectivos en nuestra sociedad?, ¿provocan algún tipo de accidente?. Desde luego dan la sensación a la entrada de la ciudad de que se descuida el ambiente, el paisaje, de que se hace fea la ciudad nada más entrar, justo en un espacio que debiera ser un escaparate turístico. En fin, que la perfección no existe.

lunes, 14 de abril de 2008

Equilibrios

Qué difícil establecer equilibrios vitales, entre lo que se tiene, lo que se quiere, lo que es posible, y la vida misma. En algunos instantes del día uno se siente afortunado, otros por contra quisiera desdoblarse en varios sujetos, envidiando cada historia conocida y aún incógnita, imaginada, inventada. Y sin embargo vivir consiste en eso, salvo cuando la propia subsistencia está en juego, cuándo uno no tiene tiempo siquiera de pensar en veleidades acuciado por otros problemas más urgentes. Cuando los mínimos vitales están cubiertos, la clave consiste en regenerarse, ir inventando nuevas metas, cultivar aficiones y amistades, sentirse útil, huir del aburrimiento y de la rutina. Es fácil de decir, pero a veces se agotan las energías y es imposible plantearse nada. Hay días en los que a duras penas conseguimos componer la figura, asearnos, mantenernos erguidos, en los que lo que pide el cuerpo es hacerse un ovillo y quedarse quieto esperando...

jueves, 3 de abril de 2008

Nacimiento de un bebé

Casi tres meses después de que haya nacido mi hijo quiero dejar constancia de algunas cosas que he ido descubriendo, que seguramente al resto de los mortales que hayan pasado por esta experiencia no les resultarán novedosas. La primera es que no sentí una vinculación especial con él nada más nacer, pero poco a poco me doy cuenta de que la voy adquiriendo, pero muy poco a poco. La segunda es que durante un tiempo me he sentido bastante egoísta respecto a él: no estaba dispuesto a hacer demasiados cambios en mi vida ante la llegada del bebé, pero esto creo que tiene también que ver con una filosofía educativa que consiste en no hacer al bebé el centro de tu mundo. La tercera es que he sentido que son en realidad los gestos que hace el bebé y que en particular te hace a ti, es decir en cierto modo las atenciones que te dispensa, las que al final hacen que sientas una debilidad especial por el personajillo. Eso debe ser una pura adaptación de supervivencia, casi ajena a cualquier cultura. Hay que ser muy duro de mollera para no sentirse impresionado ante la velocidad de los cambios en el niño, y muy duro de corazón para no "ablandarse" ante la colección de gesticulaciones de que es capaz. Tengo la vaga sensación de felicidad sin entrar en detalles, pero no una felicidad obligada por el cumplimiento de un deseo tan largo tiempo esperado, sino una nebulosa en la que muchas cosas han dejado de ser importantes. También me está ayudando a conocerme un poco más en aspectos en los que nunca había reparado.

miércoles, 2 de abril de 2008

La llegada de la primavera

Es curioso como se ha pasado "el tiempo de los graves estudios" que decía el padre Feijoó con la llegada del calor. Al cuerpo desganado lo que le apetece es aventurarse por los prados correteando libremente, en vez de estar encerrado entre cuatro paredes ejercitando mente y espíritu. He visto esta tarde una pandilla de adolescentes que hace una semana no se hubiera reunido, o al menos no al aire libre, alegres, ilusionados, esperanzados, disfrutando del sol de primavera. También ancianos que apenas se tenían en pie aprovechaban para darse su baño de sol y alejar reúmas y demás achaques de la edad. En fin, que habrá que hacerse al nuevo tiempo, trabajar un poco y disfrutar un mucho si es posible, puesto que parece que todas las fuerzas y bellezas de la naturaleza se alían para que lo hagamos.

lunes, 17 de marzo de 2008

La intimidad de uno mismo

Hoy mientras caminaba absorto escuchando en mi MP3 a Cecilia Bártoli he notado una presencia a mi espalda. Era un hombre corpulento, impecablemente trajeado, caminando rápido un metro detrás de mí. Enseguida he descubierto que mi apercibimiento de su presencia era debido a un sonido que iba emitiendo: silbaba. Curioso como soy he bajado el volumen para reconocer inmediatamente que estaba silbando la misma melodía que yo escuchaba con mis cascos. Me ha sorprendido muchísimo la ¿coincidencia?. El disco de Cecilia Bártoli que escuchaba es un homenaje a la Mezzosoprano española María Malibrán, relativamente reciente, aunque espectacular. Mi sorpresa deriva de que: 1.- no conozco a mucha gente que haya escuchado este disco; 2.- coincidía exactamente en el tiempo la canción que escuchaba con la melodía que el señor silbaba; 3.- con el volumen que yo tenía en mis cascos era imposible que me escuchara. A partir de ahí he pensado que tal vez el fulano tuviese la rara habilidad de leer el pensamiento de los demás, o de escuchar frecuencias inaudibles para un oído corriente, aún sin él ser consciente de ello. Y ya desbarrando completamente me ha dado por pensar que cada uno de nosotros pudiera tener habilidades que no cuenta a los demás (porque no las conoce o porque forman parte de su intimidad) con lo que en realidad sólo nos conoceríamos (y escasamente) a nosotros mismos y desconoceríamos aspectos importantes sobre todos los demás. Sería terrible este descubrimiento. El mundo patas arriba en un instante. Los mecanismos internos de cada cual serían un misterio para los demás. Es como descubrir algo que todo el mundo sabe menos tú. En fin, tonterías de pensamientos.

miércoles, 5 de marzo de 2008

La absurda vida cotidiana

Absurda porque he estado en un atasco producido por una manifestación y he comprobado lo inútil de estar condenado por el coche a estar dentro, pendiente, irritado. Seguramente la manifestación no sirve para nada, en el sentido de que se pierde mucho más de lo que se gana. Absurdas son la mayoría de las acciones que llevamos a cabo cada día, pensando que nos va la vida en ello y que enseguida son pasado y ni nos importa, incapaces como somos de anticipar nuestro pensamiento y contemplar de alguna manera nuestras acciones a "posteriori". La verdad es que anticipamos algunos actos pensando que será mejor para nosotros en el futuro, y muchas veces eso no es ni cierto. No hacer esto o lo otro, cuidarse mucho, no arriesgar, vivir una vida monótona sin alegrías, sin salirse de un guión trazado previamente, votar al partido político de siempre, hacer diariamente la misma ruta, escuchar siempre los mismos previsibles comentarios, conversaciones; no ir más allá. Me arrepiento cada día de no pasear por el campo o de no mirar la belleza de las estrellas en las noches despejadas de frío intenso, y a cambio de pasar más de dos horas diarias delante de la televisión. Me arrepiento de no viajar todo lo que pueda, de no leer más, de no ser suficientemente punzante en las conversaciones en las que participo.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Universos paralelos

Ayer, en una tarde plomiza pero bulliciosa en la calle pude observar caminando cómo la mayoría de la gente con la que me cruzaba parecía caminar en otro universo diferente del mío, las miradas perdidas, serias, caminando deprisa sin contemplar nada de lo que les rodeaba, como si fueran enfilados en una vía invisible de un solo sentido. La verdad es que yo paseaba sin una prisa enorme, con ropa cómoda deportiva, escuchando a Cecilia Bártoli en mis cascos, feliz de esa escucha, de ese paseo, del bullicio de gente que iba y venía. Pensé que estaba fuera de sitio en medio de la calle paseando, que tal vez debería haber ido en coche o en autobús que es lo que hacemos habitualmente, dada la prisa y la vagancia que nos invade. Todos parecemos tan iguales, y somos sin embargo tan diferentes, tanto que a veces uno se encuentra fuera de sitio sin saber qué hacer o qué decir o dónde mirar. Son tan diferentes nuestras preocupaciones vitales, tan distintos los valores personales que tenemos que parece que vivimos en mundos distintos.

viernes, 8 de febrero de 2008

Felicidad

¿Qué nos causa felicidad a los humanos? Depende. Hay quien es feliz cuando tiene unas buenas expectativas a corto plazo. Hay quien lo es al encontrarse de forma súbita con un regalo del destino, o quien se da cuenta cada día de que respira y se encuentra bien de salud y eso es más que suficiente. La verdad es que es un estado que no dura mucho; siempre surgen preocupaciones o complicaciones que lo arruinan todo. Es muy difícil mantenerse en un estado plácido o de felicidad constante, pues las expectativas rara vez dependen de nosotros al cien por cien, la salud es fluctuante, hay que dedicar tiempo a cuidarse o a mantenerse, y todo tiene fecha de caducidad. Quizás la ignorancia o las creencias irracionales pueden expandir ese estado de satisfacción o de esperanza (¿eterna?). En mi óptica sólo caben por ahora momentos de felicidad absoluta que se desvanecen en el instante en el que empiezo a pensar en el futuro, mezclados con otros de cansancio infinito en el que cuesta un triunfo mantener el tipo.

jueves, 31 de enero de 2008

Conducir por la ciudad

Algunos conductores que se tienen por ejemplares parecen pensar: "tengo que ir pegado al de delante todo el tiempo, no dejar ni un resquicio". La idea es buena desde el punto de vista de que facilita la fluidez del tráfico, aunque me temo que no es esta la motivación habitual del conductor que lo lleva a cabo, sino más bien "el que no se me cuele nadie". Parece bastar un segundo de falta de concentración para que se les "cuele" algún listillo que les estropee el día. Es verdad que yo me apunto a veces a esta "conducción educativa": ir pendiente de los demás, de que no cometan infracciones ni "pisen" a otros conductores menos osados, pero siempre al final pasa lo mismo que en la sociedad, esto es existen personas incapaces de respetar nada, ni los turnos, ni las limitaciones de los demás (por ejemplo llevar un bebé a bordo, o una persona enferma o una embarazada, o tener una edad provecta). Quizás es falta de paciencia, o de empatía o de tolerancia, o es pura y simplemente la soberbia de quien se cree superior.

martes, 22 de enero de 2008

Distintas percepciones de la realidad

En efecto, no sólo depende de las personas, sino de los estados de ánimo y de múltiples influencias que recibimos a lo largo del día, seamos o no conscientes de ellas. Creo que ha habido una campaña fuerte en España de muchos medios de comunicación siguiendo la línea marcada por las fundaciones de estudios estratégicos de un grupo político para convencer a la opinión pública de que la economía iba mal (se trataba de que la percepción es que iba mal como consecuencia de la política del partido gobernante). Yo he sido consciente de esa campaña, y de que había algún medio de comunicación que no la hacía, y mi percepción de la realidad es diferente de la de muchos ciudadanos. Esa percepción influye realmente en la economía (cuando hay sensación de que los asuntos económicos van bien, se invierte y se gasta sin tantas precauciones como cuando la sensación es que va mal), con lo cual, lo que están haciendo esos medios de comunicación y ese partido político es destruir para ganar (perjudicar la economía de su propio país para intentar luego aparecer como salvadores y reconstruirla). ¿Increíble no?. Pues esta idea tan simple la han enmascarado tan bien, que no hay mucha gente que lo vea. Por otra parte, parece que la audiencia o los lectores de esos medios de comunicación están convencidos de la victoria electoral, algo que yo tampoco tengo claro (es muy difícil desalojar del poder a un partido gobernante tras una sola legislatura sin una renovación clara de la oposición o un desastre mayúsculo: un escándalo o algo vergonzante, cosa que no se ha producido en estos cuatro años, por más que la oposición lo ha intentado abusando de temas como el terrorismo y ahora la economía). En fin, me resigno a que España es un país secularmente inculto y cruel, aunque aún tengo alguna esperanza.

viernes, 11 de enero de 2008

Tiempo y lugar

Poca gente de la que camina por esa acera sabe que a escasos 50 metros del lugar desde donde escribo este blog, fue asesinado hace casi 18 años un coronel del ejército. En efecto, a la puerta de la cafetería Estribos, al lado de una de las puertas laterales de El Corte Inglés de paseo de Zorrilla en Valladolid, unos sicarios del GRAPO cometieron ese infame atentado. Nada en la zona recuerda el hecho, ni apenas nadie lo comenta; es más, creo que poca gente se acuerda de ello. Sin embargo, cada vez que paso por ese sitio no puedo dejar de pensar en qué lugar exacto se cometería la agresión contra alguien que iba paseando tranquilamente y unos instantes después yacería muerto en la acera. Estoy seguro de que en muchos de los lugares que habitualmente transitamos se han producido hechos históricos o fantásticos o execrables de los que no tenemos noticia. Algunos de ellos son destapados cada cierto tiempo por investigadores, historiadores o escritores curiosos como ha pasado recientemente con el libro "Un día de cólera" de Arturo Pérez Reverte en el que desentraña y novela los sucesos que tuvieron lugar en Madrid va a hacer ahora 200 años, describiendo con pelos y señales los lugares en los que se asesinó, se peleó, se murió y se dio rienda suelta a eso, a la cólera de quienes participaron. Cada vez que transitemos mucho por un lugar, no estaría de más que nos informáramos (dentro de lo posible, claro está) de todo lo que aconteció en ese lugar. Una idea de novela sería imaginar todo lo que puede pasar allí en un futuro, no el en pasado, que eso ya está inventado.

jueves, 10 de enero de 2008

Propósitos lectores

Con el año nuevo, y sobre todo tras el tiempo de reflexión navideño, uno se plantea si podrá leer más este año, si podrá estar al tanto de las novedades editoriales que le interesen. La experiencia me dice que no, que leeré lo mismo que en años anteriores o menos. Se impone por tanto una elección buena de los libros, una selección de aquello que creo que me va a resultar interesante. Parto de la premisa de que todos estamos muy influidos por la publicidad de los libros, por las reseñas que aparecen en la prensa, por lo que nos cuenta alguien. A menudo estas influencias no son del todo buenas, y buscamos en internet o sacamos a colación el tema de la lectura en cualquier círculo, esperando un intercambio de ideas lectoras que no acaban de llegar. Ha habido estos días finales del año un cúmulo de balances editoriales y una pequeña discusión a cerca de si son más interesantes las novelas actuales, o las ediciones revisadas de autores ya consagrados, o olvidados y ahora redescubiertos. Pienso que es bueno buscar un equilibrio de lecturas, y así tengo preparadas "Vida y destino" por un lado y "Las benévolas" (este título no me gusta nada en castellano) para leerlas (todavía no sé en que orden) en los primeros meses de este 2008.