miércoles, 26 de diciembre de 2007

Días de niebla: Navidad

He visto un belén fantástico, donde lo importante no eran las figuras, ni tal vez lo que representaban, sino el decorado, las casas, las calles, casas castellanas de pueblos en vía de extinción, construcciones de otras épocas que han llegado hasta no hace muchos años. Reflejaban la pobreza, la devastación, la imposibilidad de cuidar el patrimonio entre guerras y pobreza, el aprovechar de forma compulsiva todos los recursos existentes, aún a riesgo de destrozar toda la estética, a riesgo de perder la compostura incluso. Ese decorado transmitía frío, el mismo que hacía en la calle, en la que dos horas antes de que abrieran el comedor solidario en nochebuena dos personas hacían cola en la puerta, sin otra cosa mejor que hacer, acompañados por una niebla preciosa pero que helaba los huesos y deformaba las siluetas de los monumentos próximos.
He tenido la sensación de haber visto ese decorado o parte de él en tamaño real, en algún pueblo perdido de Castilla, de sentir el frío que transmitía y la efímera sensación de la Navidad, algo difícil de explicar, muy personal, muy individual, muchos años atrás.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Conocer a alguien

Conocer a alguien depende del lugar y de la circunstancia (me ha salido sin querer el título de un conocido libro de poemas de Bertotl Brecht: el título completo es "Poemas del lugar y de la circunstancia", y aún no he terminado su lectura, si es que un libro de poemas se termina alguna vez). No es lo mismo por ejemplo conocer a tu futura pareja en tu trabajo (algo que se supone serio e importante), que conocerla en la barra de una discoteca en una noche loca o en una triste noche en la que nada estaba saliendo como tú pensabas y te aferras a un clavo ardiendo. No es lo mismo conocer a un futuro amigo haciendo deporte (en las situaciones de extrema tensión y de altas pulsaciones es casi imposible ocultar la personalidad intrínseca de cada cual), que conocerlo mientras estudias o a través de otros amigos.
Sin embargo, cuando conoces a alguien de otra manera, a través de una casualidad, del azar o fruto de la voluntad de una de las partes, las más de las veces resulta un argumento de novela o de película. Aunque se guarde en secreto, esa forma de conocimiento influirá en el futuro de la relación con mucha seguridad.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Los placeres efímeros

Leía el otro día un artículo de Javier Marías en el que venía a quejarse amargamente del consumismo acelerado del mercado de libros, en el que un ejemplar que tuviese más de un mes de antigüedad en las librerías era ya pasado y no tardaría en desaparecer de allí, salvo casos muy contados. Pasa lo mismo, aunque mucho más rápido con el cine, pero por motivos distintos (las copias en DVD también dan sus buenos dividendos y hay que sacarlas pronto). En el caso de los libros parece más el volumen editorial que existe, la presión de las novedades, que ese otro tema de piratería. La verdad es que no da tiempo a leer todo lo que parece interesante que es lo que la publicidad te vende como tal y hay que esforzarse en sobremanera para elegir bien un libro. Todo acaba por ser consumo, pero merece la pena detenerse en otro tipo de lecturas que ya han pasado el filtro de la permanencia en los escaparates como novedades, investigar en bibliotecas, descubrir que hay mucha calidad en escritores que pasaron a la historia. Al final en medio de cualquier desastre (¿quien no ha tenido ninguno?) vital queda como tabla de salvación la cultura: escuchar buena música, leer un poema o una historia que te transporte a otro lugar y tiempo, identificarte con algún personaje, poder disfrutar con conocimiento de causa de un buen plano en una película, o conseguir expresar tus inquietudes en un foro de tu elección.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Colombia

He estado leyendo durante el fin de semana artículos sobre la Feria Internacional del Libro (FIL) que se ha celebrado hasta ayer en Guadalajara (Méjico), con Colombia como país invitado. Al hilo de esto he descubierto las tendencias narrativas imperantes en ese país, y a escritores que apenas conocía. Saco en limpio dos nombres y dos novelas que me gustaría leer: Fernando Vallejo, el enfant terrible (lo definen a veces como el Michel Houllebecq americano) de las letras colombianas (no invitado por su propio país a la FIL), y su novela "La Virgen de los Sicarios", y Laura Restrepo con su novela "Delirio". He leído también sobre el cambio espectacular que han dado ciudades que permanecen en en subconsciente colectivo como símbolos de violencia y narcotráfico, como Medellín. Se trata de una recuperación a través de la cultura, de la literatura, como por ejemplo la creación de la Biblioteca España. Según todos los cronistas, debe tratarse de un país paradisiaco en lo natural, exuberante, pero secularmente dividido en una especie de guerra civil entre la guerrilla y los paramilitares, donde la violencia preside la vida cotidiana. Luego está la sombra de García Márquez que oculta casi el resto de la literatura, y Álvaro Mutis del que apenas sabía nada, y del que ahora también quisiera leer toda la saga de Maqroll el Gaviero. En fin, que he disfrutado conociendo un poquito de un país eminentemente literario.