viernes, 30 de noviembre de 2007

Niebla por fin

Hace un frío de mil demonios, frío seco y con una niebla atroz, como corresponde a la mejor tradición vallisoletana. Da gusto pasear por la mañana sobre montones de hojas secas, sintiendo la niebla a flor de piel, abrigado hasta más no poder, contemplando la belleza difuminada del paisaje cotidiano. Hay menos gente que de costumbre por las calles, aún así me he encontrado grupos de dos o tres personas charlando, exponiendo sus problemas (seguramente no menores, quien más y quien menos tiene algún quebradero de cabeza real o inventado), desafiando al frío de la mañana. Me descubro pensando según avanzo que hoy es el último viernes de noviembre, el día en el que los matemáticos celebramos San Bourbaki: recuerdo otras mañanas de frío intenso aligerado por un orujo ritual a las 8 de la mañana en la Chichivina, entre cánticos forofos e irreverentes. Tal vez los actuales alumnos de la licenciatura de matemáticas sigan con esa tradición. He recordado que nosotros seguiremos celebrándolo esta noche como cada año, más maduros, más conversadores, menos bebedores.

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