martes, 23 de enero de 2007

El frío que no llega

Hace de nuevo un frío mediático, alentado por los medios de comunicación en su creación desaforada de noticias. Es el frío de siempre, de enero, frío seco en Castilla, de una quietud y una belleza terribles. Ayer nevó levemente, tan levemente que no llegó ni a cuajar un poquito de nieve. Tal vez en las montañas haya pasado otra cosa diferente, a tenor de las imágenes de televisión.
Antes tal vez no le dábamos tanta importancia al tiempo que hiciese, pero ahora, desde las tiendas de moda, a los lavaderos de coche, dependen de las previsiones. Ayer mientras el amago de nevada, el túnel de lavado de una superficie comercial estaba absolutamente vacío. Caja cero.
Para toda esta parafernalia, los ayuntamientos de las ciudades han organizado toda una red de termómetros, para que los viandantes y los automovilistas no puedan pasar de largo sin verlo, sin sentir más frío o más calor de lo que tenían antes de verlo. Durante un tiempo yo jugaba a hacer apuestas sobre la temperatura que marcaría tal o cual termómetro.
Además estos termómetros urbanos están llenos de publicidad (a ser posible bancaria), con lo cual todo tiende hacia el mismo sitio: consumir, comprar, movilizar el desarrollo económico de cada ciudad.

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