miércoles, 26 de diciembre de 2007

Días de niebla: Navidad

He visto un belén fantástico, donde lo importante no eran las figuras, ni tal vez lo que representaban, sino el decorado, las casas, las calles, casas castellanas de pueblos en vía de extinción, construcciones de otras épocas que han llegado hasta no hace muchos años. Reflejaban la pobreza, la devastación, la imposibilidad de cuidar el patrimonio entre guerras y pobreza, el aprovechar de forma compulsiva todos los recursos existentes, aún a riesgo de destrozar toda la estética, a riesgo de perder la compostura incluso. Ese decorado transmitía frío, el mismo que hacía en la calle, en la que dos horas antes de que abrieran el comedor solidario en nochebuena dos personas hacían cola en la puerta, sin otra cosa mejor que hacer, acompañados por una niebla preciosa pero que helaba los huesos y deformaba las siluetas de los monumentos próximos.
He tenido la sensación de haber visto ese decorado o parte de él en tamaño real, en algún pueblo perdido de Castilla, de sentir el frío que transmitía y la efímera sensación de la Navidad, algo difícil de explicar, muy personal, muy individual, muchos años atrás.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Conocer a alguien

Conocer a alguien depende del lugar y de la circunstancia (me ha salido sin querer el título de un conocido libro de poemas de Bertotl Brecht: el título completo es "Poemas del lugar y de la circunstancia", y aún no he terminado su lectura, si es que un libro de poemas se termina alguna vez). No es lo mismo por ejemplo conocer a tu futura pareja en tu trabajo (algo que se supone serio e importante), que conocerla en la barra de una discoteca en una noche loca o en una triste noche en la que nada estaba saliendo como tú pensabas y te aferras a un clavo ardiendo. No es lo mismo conocer a un futuro amigo haciendo deporte (en las situaciones de extrema tensión y de altas pulsaciones es casi imposible ocultar la personalidad intrínseca de cada cual), que conocerlo mientras estudias o a través de otros amigos.
Sin embargo, cuando conoces a alguien de otra manera, a través de una casualidad, del azar o fruto de la voluntad de una de las partes, las más de las veces resulta un argumento de novela o de película. Aunque se guarde en secreto, esa forma de conocimiento influirá en el futuro de la relación con mucha seguridad.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Los placeres efímeros

Leía el otro día un artículo de Javier Marías en el que venía a quejarse amargamente del consumismo acelerado del mercado de libros, en el que un ejemplar que tuviese más de un mes de antigüedad en las librerías era ya pasado y no tardaría en desaparecer de allí, salvo casos muy contados. Pasa lo mismo, aunque mucho más rápido con el cine, pero por motivos distintos (las copias en DVD también dan sus buenos dividendos y hay que sacarlas pronto). En el caso de los libros parece más el volumen editorial que existe, la presión de las novedades, que ese otro tema de piratería. La verdad es que no da tiempo a leer todo lo que parece interesante que es lo que la publicidad te vende como tal y hay que esforzarse en sobremanera para elegir bien un libro. Todo acaba por ser consumo, pero merece la pena detenerse en otro tipo de lecturas que ya han pasado el filtro de la permanencia en los escaparates como novedades, investigar en bibliotecas, descubrir que hay mucha calidad en escritores que pasaron a la historia. Al final en medio de cualquier desastre (¿quien no ha tenido ninguno?) vital queda como tabla de salvación la cultura: escuchar buena música, leer un poema o una historia que te transporte a otro lugar y tiempo, identificarte con algún personaje, poder disfrutar con conocimiento de causa de un buen plano en una película, o conseguir expresar tus inquietudes en un foro de tu elección.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Colombia

He estado leyendo durante el fin de semana artículos sobre la Feria Internacional del Libro (FIL) que se ha celebrado hasta ayer en Guadalajara (Méjico), con Colombia como país invitado. Al hilo de esto he descubierto las tendencias narrativas imperantes en ese país, y a escritores que apenas conocía. Saco en limpio dos nombres y dos novelas que me gustaría leer: Fernando Vallejo, el enfant terrible (lo definen a veces como el Michel Houllebecq americano) de las letras colombianas (no invitado por su propio país a la FIL), y su novela "La Virgen de los Sicarios", y Laura Restrepo con su novela "Delirio". He leído también sobre el cambio espectacular que han dado ciudades que permanecen en en subconsciente colectivo como símbolos de violencia y narcotráfico, como Medellín. Se trata de una recuperación a través de la cultura, de la literatura, como por ejemplo la creación de la Biblioteca España. Según todos los cronistas, debe tratarse de un país paradisiaco en lo natural, exuberante, pero secularmente dividido en una especie de guerra civil entre la guerrilla y los paramilitares, donde la violencia preside la vida cotidiana. Luego está la sombra de García Márquez que oculta casi el resto de la literatura, y Álvaro Mutis del que apenas sabía nada, y del que ahora también quisiera leer toda la saga de Maqroll el Gaviero. En fin, que he disfrutado conociendo un poquito de un país eminentemente literario.

viernes, 30 de noviembre de 2007

Niebla por fin

Hace un frío de mil demonios, frío seco y con una niebla atroz, como corresponde a la mejor tradición vallisoletana. Da gusto pasear por la mañana sobre montones de hojas secas, sintiendo la niebla a flor de piel, abrigado hasta más no poder, contemplando la belleza difuminada del paisaje cotidiano. Hay menos gente que de costumbre por las calles, aún así me he encontrado grupos de dos o tres personas charlando, exponiendo sus problemas (seguramente no menores, quien más y quien menos tiene algún quebradero de cabeza real o inventado), desafiando al frío de la mañana. Me descubro pensando según avanzo que hoy es el último viernes de noviembre, el día en el que los matemáticos celebramos San Bourbaki: recuerdo otras mañanas de frío intenso aligerado por un orujo ritual a las 8 de la mañana en la Chichivina, entre cánticos forofos e irreverentes. Tal vez los actuales alumnos de la licenciatura de matemáticas sigan con esa tradición. He recordado que nosotros seguiremos celebrándolo esta noche como cada año, más maduros, más conversadores, menos bebedores.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

La navaja de afeitar

Una mano sostiene la navaja que te rasura después de tantos días la barba tupida, algo que debió de ser cotidiano en otra época, no tan lejana, la época de los abuelos, en los que una o dos veces por semana pasaban rigurosamente por la barbería, en la que compartían chismes, noticias, información, esa que tanto escaseaba. Sentir la navaja tan cerca del gaznate, saber que estás en las manos de quien la sostiene, escuchar el sonido seco del rasurar, saber que al salir de la peluquería tu imagen será diferente, como diferente eres tú cada día que pasa.
La profesión ha caído en desuso, como otras tantas que han expirado tras el triunfo de la tecnología. Me ha dado por pensar en cómo se afeitarían los hombres antiguos, en toda época y lugar, de forma muy precaria supongo. Hasta no hace muchos siglos serían pocos quienes tuvieran el privilegio de poder mostrar su cara lampiña, si es que esto era un privilegio. Luego supongo que quien más quien menos, por cuestiones de moda se hacía afeitar o comenzaba a poder afeitarse a sí mismo; conseguir una navaja de afeitar fiable, y afilarla no debió ser fácil en algunas épocas; puedo suponer que sería un símbolo de estatus social el ir siempre con la barbilla reluciente. En todo caso es todo un símbolo hoy tanto dejarse barba como ir siempre perfectamente rasurado y un placer el que de tiempo en tiempo puedan afeitarte, dedicar media hora a que con toda la calma del mundo (imposible de otro modo) un barbero, una barbera en este caso te pase la navaja por la cara confiando en ella.

viernes, 23 de noviembre de 2007

El Arte del Placer

¡Qué difícil es encontrar una voz, dotar a un personaje de esa voz, construir una novela, una gran novela con ese personaje como protagonista, y a partir de ahí expresar todo el conocimiento acumulado a lo largo de una vida!.
Goliarda Sapienza lo ha conseguido en "El Arte del Placer", una novela al margen de la ética imperante, la novela de una vida, y una voz muy personal en el personaje de la protagonista Modesta, al tiempo que muestra el desarrollo histórico, político y social de Sicilia en el siglo XX.
Quizás sea la forma de desahogarse o soltar el lastre de todas las experiencias y el conocimiento, de una forma novelada, inventada, exprimida en la ficción, no necesariamente real, todas las fantasías, los intervalos, los personajes secundarios con sus propias voces, siempre alejados del punto de vista "canónico" de la protagonista. Por momentos, nos convence de su ética (dos asesinatos cuasi justificados en aras de la supervivencia de la protagonista, un matrimonio de conveniencia con un discapacitado psíquico), al superponer a todo esto su oposición frontal al ascenso del fascismo, acompañado de una apertura mental en la educación de cuantos niños es capaz de acoger en su casa. Durante toda la novela el disfrute sosegado de todos los placeres se impone a cualquier consideración, pero lo que más me ha gustado, es la consideración del lector como persona inteligente que supone la autora a través de elipsis, de diálogos sorprendentes en los que se insinúa lo acontecido. En fin, un libro muy recomendable para mentes abiertas.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Reconocimiento Social

Hoy he leído un artículo sobre las enfermedades mentales degenerativas, y sobre la probabilidad de padecerlas en un futuro; me ha llamado la atención, algo que parece de sentido común, pero que raras veces nos paramos a pensar: tienen menos probabilidades de padecerlas quienes tienen más vida social, quienes se han dedicado a pensar y a leer, quienes practican un ejercicio físico moderado de una forma regular. Parece lógico, pero quería incidir en el tema de las relaciones sociales: en evolución se dice frecuentemente que la supervivencia de nuestra especie en competencia con otras en el pasado, se debió, entre otros factores no menos importantes, a la capacidad para tejer redes sociales de nuestra especie, a través del lenguaje y de la capacidad para comunicarnos entre nosotros. Es un factor importante que a menudo descuidamos, o sólo nos dedicamos a él de forma innata, sin contemplar su importancia desde éste punto de vista egoísta o evolucionista. Parece claro que a todos nos agrada el reconocimiento social, lo que no está tan claro es cuánto esfuerzo podemos o queremos dedicarle a ello. ¿Cuánto tiempo dedicamos en nuestro trabajo (de forma consciente o inconsciente) a forjar lazos sociales, cuánto tiempo podemos dedicar a nuestros amigos a diario?.
Hoy en día con las nuevas formas de comunicación virtual todo este tipo de comunicación es mucho más sencillo, más ágil, es posible estar en contacto con muchos más amigos al cabo del día, pero ¿será eso igual de beneficioso para nuestro cerebro?.

domingo, 30 de septiembre de 2007

Algún tiempo después

Algunos apuntes sobre el Hay Festival de Segovia donde ayer pasamos el día:
  • Los lujos locales suelen pasar desapercibidos para la mayoría de los ciudadanos que los tienen cerca.
  • En algunos escritores es más importante su imagen o su compromiso que su propia voz.
  • En ciudades de tamaño pequeño es posible difundir la cultura con un poco de imaginación, sin gastar demasiado dinero.
  • También se difunde una imagen de la ciudad, impagable.
  • ¿Porqué los organizadores de todos estos festivales no son de este país?
  • Uno de los mayores (y más difíciles) placeres estriba en la cultura, en la difusión de las ideas, en compartir el gusto estético, en sentirse bien en medio de la gente defendiendo tus ideas, tu ética, tu visión del mundo.

Tras muchos días sin editar una entrada, la lluvia al fin me desperezó de este estío de abandono y falta de energía.

viernes, 20 de julio de 2007

Ánimo-desánimo-ánimo

Avanzan nuestras vacaciones, fluctuando el ánimo según los días, las decisiones, las sensaciones, la fortaleza, las ocurrencias que hacen que la vida sea un poco más alegre o menos divertida, más seria, o más en serio. Al final somos tan sólo el resultado efímero de nuestras vivencias, de nuestro dolor, del endurecimiento al que nos ha sometido la vida, o del estoicismo que hemos podido almacenar. Ahora no me atrevo a imaginar, después de lo que nos había costado llegar a la situación actual que todo pudiera venirse abajo. Por supuesto que escribo entre líneas, sin ni siquiera atreverme a transcribir la realidad de todo el susto, o de la alegría sin límites que me invade cada cierto tiempo, una vida nueva, una vida más, la aceptación de grandes cambios, el olvido de rutinas y la alegría de alguien más. En fin, sea como fuere, seguiremos peleando.

miércoles, 4 de julio de 2007

Nueva ética

Hace unos días tuve la idea de escribir acerca de esos pequeños jardines municipales, pequeños rincones que aparecen aquí y allá, las más de las veces escondidos, cuidados hasta el detalle más ínfimo por alguien a quien le gusta su trabajo, que seguramente se siente más que orgulloso por esas pequeñas obras de arte. Merece la pena pararse a contemplarlos, aunque vamos demasiado deprisa para su contemplación.
Vamos muy deprisa, sin saber casi nunca adonde vamos. Consumimos tiempo quitándonos cosas de encima, sin disfrutarlas en realidad, sin un plan claro, sin rumbo..., a veces con el único objetivo de pasar de alguna forma tranquila y acomodada por la vida, sin investigar apenas nada, sin aportar nada, ejerciendo como pequeños reyezuelos en nuestras parcelas, desatacando en cosas inútiles. Hubo un tiempo en el que la conciencia de uno mismo era importante, la religión "premiaba" los buenos comportamientos, justificaba vidas y vidas. Ahora tal vez eso ya no es posible, se necesita algo más. Algo que algunos encuentran escribiendo, creando, investigando, influyendo, divirtiéndose, o simplemente no encuentran nada, claudican, o a veces delegan en sus hijos presentes o futuros, la tarea que ellos no han podido llevar a cabo. Quizás necesitemos volver a esa postura ética personal con la que dar ejemplo, alejada de mesianismos, fundamentalismos del tipo que sean. Mantener el tipo, ser de una determinada manera que aporte algo a los demás. Tal vez esa sea la única manera.

lunes, 18 de junio de 2007

Leer un periódico

Hay muchos tipos de periódicos, algunos con más enjundia que otros, y eso sí, cada uno con su estructura, y su forma de lectura que requiere más o menos concentración. Yo la mayor parte de los días leo El País, después de muchos años de leer el Norte de Castilla. Éste, que era el periódico que leía en casa de mis padres cuando era niño y adolescente, me llevaba apenas media hora para verlo de cabo a rabo, o eso al menos era lo que yo creía, porque entonces empezaba siempre por los deportes, y apenas me detenía en la política, y casi nunca en la política exterior. Eso empezó a interesarme muchos años después. Ahora tengo cogida la medida y la estructura al diario que leo, y cuando por cualquier cuestión cambio de cabecera me cuesta trabajo comprender cómo está organizada. Creo que como todo el mundo, tengo un ritual para leer este periódico; depende del día de la semana, pero casi siempre empiezo por la columna del final, de la contraportada. Cuando escribía Eduardo Haro en la penúltima página, allá que me iba directamente. Quizás lo que más me interesa de todo el periódico son los artículos de opinión en las páginas centrales, pero pienso siempre que empezar por ahí el periódico, es destrozarlo, así es que a veces, tras la contraportada, continúo desde el final, con una sensación hermosa de llevar la contraria que tanto me gusta. Otras veces no, me voy al principio, a leer la sección de internacional que siempre se elabora en este diario con un gran despliegue de medios. De hecho este fue mi gran descubrimiento, empezar a leer la letra pequeña de esos artículos y descubrir que atesoraban una gran cantidad de información, y sobre todo, una enorme calidad. Aún así la estrella es para mí la zona de opinión y los editoriales, y como no, el chiste de Forges, siempre dando el tono de cuanto ocurre alrededor.

jueves, 7 de junio de 2007

Llega el calor

Sin apenas darnos cuenta, en una transición suave, hemos pasado a salir de casa en manga corta por las mañanas. Cambia el paisaje humano, las tiendas por la tarde hierven de gente que busca una prenda diferente para ponerse, eso los que no han sido previsores, pues ahora la moda se anticipa casi tanto en los comercios como en las pasarelas, y cuando en realidad llega el momento de ponerte al día en cuanto a ropa se refiere, no encuentras apenas nada, pues todo el género está arrasado y sólo quedan tallas que no se venden por extremas, o colores o modelos que la gente no ha querido adquirir, bien por su precio (las menos veces), bien por su estética.
A mí el dilema se me planteó hace un par de días, cuando saqué la ropa del tiempo cálido, los polos, los pantalones claros y ligeros (todavía me resisto a sacar las sandalias, hasta el cuarenta de mayo al menos): cuáles estaban en condiciones de ser usados, y cuales serían condenados al ostracismo. No son siempre los más antiguos lo que antes desechas, algunas prendas tienen un magnetismo especial o un significado especial, que te hace que año tras año los vayas usando. Sin embargo, no me decido a comprarme nada, seguro como estoy de que a lo largo del verano irán cayendo cosas, como sin proponérmelo.

viernes, 1 de junio de 2007

Música en la mañana

Parece difícil encontrarse a alguien andando por la calle que no vaya escuchando música con sus cascos, sobre todo en la mañana, cuando acudes al trabajo. Aunque tal vez presuponer que se escucha música es demasiado suponer. Habrá quien escuche algún programa de radio, o un archivo de idiomas. Yo suelo ir escuchando ópera, pero a veces, necesito un volumen que no puede ser sano para los oídos, dado que el ruido de los coches lo abarca todo. Debe haber una cierta relación entre lo que se escucha y el optimismo de la mañana, o las sonrisas que aparecen en la cara de las personas mientras avanzan en silencio, con apariencia de autómatas, a veces con una cadencia proporcionada por la escucha. De hecho, yo elijo una música al salir de casa, acorde con mi estado de ánimo, o con lo que yo pueda prever que necesito en ese momento, al igual que eliges un libro u otro dependiendo del momento, en una relación circular en la que el estado de ánimo y la elección literaria se retroalimentan mutuamente. Aunque entra dentro de la esfera de lo privado, me gustaría saber que va escuchando la gente con la que me cruzo por la mañana. Todavía no se ha incorporado el tema a las conversaciones estándar, como sí lo han hecho las lecturas, o las películas que uno ha visto o ha dejado de ver. Algún día.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Fumando en la mañana

He contemplado según iba a trabajar a varias mujeres, que tras dejar a sus criaturas en el colegio, se sacaban un cigarrillo, y disfrutaban de la primera calada, como si fuera su primera bocanada de aire de la mañana. Las he contemplado con un aire a la vez entre compasivo y envidioso. Compasivo porque hoy en día quien no ha dejado de fumar, sabe que la calidad de su vida disminuirá de todas formas, antes o después, esto es, todo el mundo, salvo muerte prematura, acaba lamentando los largos años de cigarro tras cigarro. Esto es una verdad asumida en nuestro mundo occidental tecnologizado. Envidioso, porque he visto caras de placer, poses de película, la sensación increíble de acceder a lo prohibido, a lo no recomendado, el placer de acercarse "al lado oscuro de la fuerza". Yo mientras tanto escuchaba un Don Giovanni repetido en el último año muchas veces, tanto, que me resulta muy, muy familiar, hasta el punto de preguntarme cómo he podido estar 37 años sin escuchar esta divina música. También he sonreído a la mañana al escuchar una determinada aria de esta ópera, como si quisiera inhalar todo el aire fresco de golpe. Es primavera lozana.

viernes, 11 de mayo de 2007

Disfraces

Ves de repente a alguien, en este caso una mujer, enfundada en un traje negro, buen corte, esbelta, andando por la calle, con un cigarrillo en una mano, arrastrando una pequeña maleta, pero sus modales la delatan: tira el cigarrillo en medio de la acera, y es brusca en todos sus movimientos; sin duda va a trabajar antes de salir de fin de semana. El uniforme hace que se oculten deducciones que hacemos de forma involuntaria sobre la ropa, sobre la elegancia, sobre la bondad-maldad de esa persona, sobre instintos en los que pensamos poco pero que aparecen enseguida en nuestro subconsciente, como la agresividad, la sexualidad, la competencia por los recursos (sobre todo alimenticios en nuestros ancestros). Si miramos detalladamente a alguien, la cosa cambia: el aspecto de los dientes, la mirada..., pero en la media distancia, podemos ser engañados fácilmente por el aspecto externo. Tal vez eso busca la moda, disfrazar, esconder, modificar primeras impresiones, tan importantes por eso, por ser primeras (¿efecto de primacía?). Y sin embargo, es tan difícil clasificar seres humanos. Y contra argumentando, todos tenemos tantas clasificaciones en la cabeza, tantas simplificaciones, tantos prejuicios (más cuanta más experiencia en el trato con gente diversa tengamos). Yo tiendo a pensar que no hay más que a lo sumo un 30% de gente que merezca la pena en el mundo, pero para aseverar esto de forma científica me harían falta unos indicadores medianamente objetivos, y un estudio que no estoy dispuesto a realizar.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Amargura

Así empezaba una canción de Madredeus que hace años me cansé de escuchar, "amargura con toda el alma...", rebosante de saudade portuguesa, lo que me produjo unas ganas locas de visitar Lisboa, de perderme por callejones sin rumbo, algo que no pudimos hacer cuando la visitamos hace años en un puente de diciembre, dado que nos sorprendió un temporal atlántico de lluvia y viento tremendo. Así se desprende del libro que estoy terminando de leer "Estambul" del nobel Pamuk; amargura, el sentimiento de toda una ciudad durante casi todo el libro, pero ahora, acercándome al final de él, su amargura personal, vital, durante su adolescencia, relacionada con la soledad que todos llevamos dentro. Me he sentido muy identificado con él, con las sensaciones que describe de sus 16-18 años, en los que "actuaba" socialmente para no parecer un bicho raro, con los momentos oscuros en los que necesitaba huir de todo el mundo, encerrarse en su habitación, en su soledad, e imaginar como él dice no ya varias historias contradictorias a un tiempo, como le pasaba en su niñez, sino un futuro diferente, mas en soledad. No creo que esto sea un sentimiento exclusivo suyo ni mío en la adolescencia, pero también creo que no todo el mundo lo pasa así. Yo como él tendí a sentirme especial, sin unos lazos de amistad a los que poder comunicar todo esto (tal vez en aquel momento no era capaz tampoco de comunicar nada, y si puedo ahora muchos años después).

miércoles, 2 de mayo de 2007

El mar, infinito

Tras la contemplación de lo absoluto, de las olas, de la espuma, de los reflejos del sol, todo se vuelve mínimo, insignificante. Cada mañana me cruzo por la calle con personas en cuyos rostros se refleja la lucha, el sufrimiento, arrugas ganadas una a una, peleadas, llenas de pequeñas miserias que a todos nos llegan, y sin embargo se aferran (nos aferramos) a cada minuto de vida, a una incertidumbre a veces alejada de la belleza o del placer, improvisando, sin ningún objetivo claro. Lo cierto es que disfrutamos mucho más de lo que estamos dispuestos a reconocer, cada cual con una intensidad diferente; ese es el gran secreto, quizás más aún de los pesimistas que de los optimistas. He disfrutado mucho del fin de semana mirando al mar (se puede estar al lado del mar viviendo de espaldas a él), estando el agua y la brisa siempre presentes, deleitándome con el verde de los prados cántabros, contactando con la naturaleza, intentando convertir mi no-pertenencia a ese entorno en una visita lo más intensa posible: es difícil establecer la pertenencia a un lugar en el que no vives; ¿cuánto tardas en pertenecer a un lugar?, ¿es posible hacerlo en vacaciones?.

martes, 24 de abril de 2007

Primavera

Pura naturaleza, verde, acuosa, resplandeciente. Hemos subido montañas, vadeado ríos, sesteado en prados de hierba y flores, una especie de huida de la ciudad, del ruido de coches, de la contaminación, de los semáforos, de la vista uniforme con velo gris que empaña los edificios. Parece que uno vuelve con ánimos renovados tras ese contacto con la naturaleza tan espectacular. Luego pensando, veo que eso que buscamos desesperadamente los fines de semana para alejarnos del trabajo, de las rutinas, de las sensaciones diarias, está ahí, a tiro de piedra, a unos pocos kilómetros. Pero somos incapaces de verlo, de disfrutarlo, de liberarnos de las ataduras de cada día. Te das cuenta de que cargas la importancia de las cosas en aquello que no debieras, de que todo es demasiado falso, tal vez imitativo, y de que no te satisface en absoluto. O quizás todo esto es sólo un pensamiento utópico, y si todos los días pudiéramos disfrutar de lo que hemos disfrutado este fin de semana, nos acabaríamos hartando de ello, y lo encontraríamos vacuo y banal. ¿Quien sabe?.

jueves, 12 de abril de 2007

Publicidad

Igual que durante las procesiones de Semana Santa se me ocurrió la idea (sin duda sacrílega) de que los cofrades podrían llevar publicidad en sus hábitos para no desentonar con el mundo moderno, y así de paso, amén de ser atracciones turísticas, convertirse en una buena fuente de ingresos, hoy al ver un coche llenito de publicidad, he pensado en la cantidad de espacios que se derperdician en no poner publicidad en todos los vehículos, eso si aceptamos que en este mundo supercapitalista en que vivimos todo lo que se mueve tiene que ver con el comercio. Ahí se vería el carácter o la seriedad de la gente en qué publicidad tendría en su coche. Pero también esto me ha hecho reflexionar en si todo se puede comprar o vender, o aún quedan otras cosas digamos espirituales o éticas que nos impiden que esto sea así. Y de quedarnos algo, este algo aumenta o disminuye según pasa el tiempo. No puedo responder así a bote pronto.

miércoles, 11 de abril de 2007

Berlín

Llena de costuras, pintoresca en el sentido más azaroso del término, plagada de historia, es una ciudad que se contempla bien sabiendo lo que allí ha pasado en los últimos 75 años. Se debate entre el olvido y el recuerdo, entre el turismo y la vida cotidiana. Como turista iba buscando recuerdos del horror, lugares concretos, retazos del cambio, y me he encontrado con al menos tres ciudades: una hipermoderna, un lugar del futuro como es Postdamer Platz, con espacios abiertos, lejos del abigarramiento que esperaba en una gran urbe; otra perteneciente al planeta americano, llena de sitios de comida rápida, de olores a chiringuito, de tiendas de medio pelo, y finalmente otra ciudad que está saliendo de las sombras, de la uniformidad de los años de dictadura comunista, con la ventaja de haber conservado en su seno museos, barrios, tranvías, quizás lo más parecido a lo que fue el Berlín de antes de la guerra. Nos faltó la noche, aunque la mayor parte de la ciudad se paraliza de noche.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Mañana de primavera

Se escapa el calor por la ventana abierta de un dormitorio de una casa gris en un barrio cualquiera de la ciudad gris. A través de algunas ventanas se observa la cama deshecha, el edredón abierto; por otras se observa el salón, con el periódico de ayer encima de la mesa, ya devaluado, ya leído, ya usado. En otros es la televisión matinal, tan tonta siempre y más a esas horas, llenas de sabelotodos tertulianos enrocados, dando sentido y continuidad a vidas más grises aún que las casas. Paseo respirando el aire fresco de la mañana, agradecido a mi nueva vida, a las pequeñas alegrías que me depara cada día, al tiempo mágico de lecto-escritura que he encontrado en casa antes de venir a trabajar. Pura magia para que el día esté un poco más completo, pase lo que pase, esperando que ese comienzo íntimo y fulgurante al mismo tiempo sirva para disfrutar cada minuto con la máxima intensidad. Música, belleza, ejercicio, cariño, amor, completarán sin duda el día.

lunes, 26 de febrero de 2007

Pequeñas Ilusiones

Al igual que en el libro de Hermann Hesse así titulado, hoy creo que siguen vigentes aquellos consejos, de disfrutar cada minuto de esas alegrías que sólo tendemos a ver a toro pasado, cuando ya no es posible recuperarlas, darse cuenta de las pequeñas felicidades que atesoramos cada día, sin valorarlas apenas. Por ejemplo, conducir relajádamente en vez de ir a toda prisa por la calle con el coche, disfrutando de la máquina, de la posibilidad de poseer un coche, cosa que muchos ciudadanos del mundo no pueden permitirse. O sentir la libertad de poder escribir cuanto quieres, o hacer un alto en el día para leer unas líneas, o para disfrutar de la serena belleza de una música. Ahora que casi llega la primavera, seguro que empiezan a florecer los almendros y se puede disfrutar tanto del colorido como del olor de esas flores. O sentir al ser amado a tu lado, cariñosa estupenda, sentir que no existe nada en el mundo fuera de vosotros dos durante unos instantes...
No hay que huir del intento de conseguir grandes alegrías, generadas por grandes logros y esfuerzos, pero la suma de pequeñas alegrías es el sustento vital que nos permitirá vivir más felices y progresar.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Vuelta a las ideas peregrinas

Vuelvo con renovadas ideas: ¿cuánto mundo existe desconocido para cada uno de nosotros?. Todo indica que es bueno tener experiencias, viajar, descubrir otras formas de vida, otros lugares, otros pensamientos, pero todo ello, a veces te deja un poso de tristeza terrible por la imposibilidad de aprehender todo cuanto existe, o mejor aún, todo cuanto tienes la posibilidad de conocer, dentro de tus limitaciones naturales, o económicas, o incluso aquellas que tu energía personal te posibilitarían conocer. ¡Cuántas vidas, cuántos mundos incógnitos!. Y mientras tanto, cada día avanzas quitándote de encima los problemas según van viniendo, o resolviendo lo mejor que puedes las encrucijadas que la vida te va presentando. Y disfrutas todo lo que puedes, o todo lo que tu estructura nerviosa te permite. O todo lo que emocionalmente has sido capaz de construir a tu alrededor. Es un pensamiento un poco triste: la profundidad de lo inaprensible, las vidas que no vamos a vivir, aprender a conformarte con lo que está a tu alcance y gestionarlo de la mejor manera posible: optimización de los recursos propios.

lunes, 5 de febrero de 2007

Liencres

La vida paradisiaca existe algún fin de semana: la contemplación del mar, la luz, el olor de los prados aún vírgenes (cada vez quedan menos), un paseo matinal por la playa, unas rabas mirando al infinito azul, la montaña, las vacas pastando, los caballos en el monte, construcciones idílicas (afortunados los que viven en ellas), un clima suave, aunque húmedo. Realmente un descanso para la mente (tal vez porque sólo hemos estado allí un par de días), una forma de recuperar la energía vital tan necesaria para comenzar nuevos proyectos. Y un poco de literatura extra: "Manual de Infractores" de Caballero Bonald. Un lujo del lenguaje.

viernes, 2 de febrero de 2007

Todo llega

El fin de semana se nos echa encima sin apenas darnos cuenta. Era un fin de semana esperado: viajaremos por fin. También parece que los nudos se van deshaciendo conforme deben, paso a paso, con paciencia.
Hoy todo el mundo está preocupado en las publicaciones por el llamado "Cambio Climático", por la posibilidad de usar energías renovables, pilas de hidrógeno, etc. Sin embargo no lo vemos como una necesidad acuciante, sino más bien, como algo que se está poniendo de moda, algo que preocupa aún poco, pero este poco es ya algo. De todas formas va a ser difícil consensuar un plan de ataque para parar esto; mi opinión es que se irá parcheando por donde se pueda, sin una coordinación ni un consenso común. Y mientras, todo el mundo distraído con deportes o cine, o lecturas para pasar en rato.

miércoles, 31 de enero de 2007

Parcheando

Hay días en que tengo la sensación de ir parcheando trozos de mi vida, de irme quitando de encima las cosas que cada día se plantean, sin un proyecto claro, sin un fin, sin una meta. Y sí, si que me siento satisfecho de como se resuelven los asuntos las más de las veces, pero al finalizarlos es una vuelta a empezar, una cantidad ingente de cosas que te van cayendo y que tienes que resolver. Ya de entrada es complicado mantener un aspecto sano, limpio, decente, presentable ante los demás: cada día nos embarcamos en unas rutinas que pueden llegar a ser pesadas, afeitarse, lavarse, ducharse, gestionar la propia imagen nos lleva una cantidad de tiempo terrible; sólo te das cuenta cuando se acumulan varias de esas tareas y tienes incluso que numerarlas mentalmente para poder quitártelas de encima. Hoy en día parece fácil con tantas comodidades, pero también las exigencias (propias o ajenas, sociales), son mayores. En los días en que escasean las energías, te das cuenta de que incluso estando sano es difícil llevar a cabo esas tareas cotidianas.

martes, 30 de enero de 2007

Días grises

Parece que algunos días no salen bien las cosas, y entonces te esfuerzas en insistir e insistir, y probar y volver a probar, y no consigues nada, más que cabrearte y te gustaría que volviera a empezar el día y poder gestionarlo de otra forma. Hoy es uno de esos días. Te obcecas en algo y de ahí no sales, y luego sigues dándole vueltas. Y lo que podría sacarte de ese círculo vicioso, no termina de suceder. Además el día que casi todo sale mal, curiosamente suele ser gris, plomizo, lluvioso...
Y sin embargo, me sigo esforzando en comprender o en sacar algo en limpio. Lo mejor es parar, y decidir hacer algo diferente, inocuo, que me acabe aportando algo..., o irme a dar un paseo y olvidarme de todo lo que he intentado antes. En fin, espero que esto al menos sirva para algo.

jueves, 25 de enero de 2007

El culto a la vida

Ha visto hace un rato una publicidad de un ron cubano, con el mensaje "El culto a la vida", y una foto de una bailarina mulata, toda fibra, no demasiado guapa, mas, aparentemente en una especie de trance danzante, con un top rojo, y su cabeza mulata enmarcada en un círculo rojo, como si fuese una santa moderna. Me ha hecho pensar en los placeres mundanos, en los placeres vitales, en los dolores de cabeza que me provoca el alcohol, la noche, los humos insanos, y en la contraposición de placeres sosegados, otras músicas, libros, lecturas, escrituras, el tacto, la intimidad en pareja, viajar observando, aprendiendo. ¿El culto a la vida, es la vida joven, el desenfreno, el riesgo sin cálculo, la preponderancia de la noche, del fin de semana, basar toda la semana en unas horas?. Me estoy haciendo viejo.

miércoles, 24 de enero de 2007

Solucionar problemas

Todo el mundo parece querer que sean otros los responsables de sus problemas, pero sobre todo, lo que quieren es que alguien se los resuelva. Se trataría así de una leve regresión a la infancia, donde la mayoría de los problemas que acontecen, son resueltos por los progenitores, de manera más o menos satisfactoria. Hoy no he parado de resolver problemas a los demás. Si cobrara un euro por cada pequeño problema que resuelvo, habría ganado mi sueldo con creces. La cuestión es, ¿hay que estudiar durante más de 20 años para terminar resolviendo problemas técnicos que cualquiera un poco avezado puede resolver?. No lo tengo tan claro, y de ahí mi reflexión: no hacemos más que perder tiempo en vez de crear cosas nuevas, que puedan ayudar a desarrollar el mundo, o que ayuden a paliar la confusión de la gente, o al menos que contribuyan a no desordenar más aún de lo que lo hacemos el Universo. Parémonos a pensar, no hacemos otra cosa que desordenar a un ritmo vertiginoso.

martes, 23 de enero de 2007

El frío que no llega

Hace de nuevo un frío mediático, alentado por los medios de comunicación en su creación desaforada de noticias. Es el frío de siempre, de enero, frío seco en Castilla, de una quietud y una belleza terribles. Ayer nevó levemente, tan levemente que no llegó ni a cuajar un poquito de nieve. Tal vez en las montañas haya pasado otra cosa diferente, a tenor de las imágenes de televisión.
Antes tal vez no le dábamos tanta importancia al tiempo que hiciese, pero ahora, desde las tiendas de moda, a los lavaderos de coche, dependen de las previsiones. Ayer mientras el amago de nevada, el túnel de lavado de una superficie comercial estaba absolutamente vacío. Caja cero.
Para toda esta parafernalia, los ayuntamientos de las ciudades han organizado toda una red de termómetros, para que los viandantes y los automovilistas no puedan pasar de largo sin verlo, sin sentir más frío o más calor de lo que tenían antes de verlo. Durante un tiempo yo jugaba a hacer apuestas sobre la temperatura que marcaría tal o cual termómetro.
Además estos termómetros urbanos están llenos de publicidad (a ser posible bancaria), con lo cual todo tiende hacia el mismo sitio: consumir, comprar, movilizar el desarrollo económico de cada ciudad.

lunes, 22 de enero de 2007

IDEAS PEREGRINAS

La verdad es que durante muchos días se me ocurren pequeñas cosas, pensamientos libres, las más de las veces peregrinos (de ahí el nombre del blog), que luego se me olvidan, y cada vez con más facilidad. Ya sé que apuntar las cosas es colaborar con el propio olvido (esta es una de las objeciones que según tengo entendido hacía Sócrates a la propia escritura frente a la transmisión a través de la memoria), pero hoy en día dada la ingente cantidad de información que manejamos, parece imposible ir por la vida sin apuntar las cosas. Algunas de las cosas que se me ocurren, si pasan cerca de mi casa, del lugar en el que me siento a escribir en mis cuadernos, son el objeto de un pequeño poema sin pretensiones, pero la mayoría de las cosas que pasan por mi mente suelen desaparecer, al menos en apariencia.
Hoy, al ver nevar en Valladolid, ¿por vez primera en este invierno?, he pensado en la cantidad limitada de veces que vemos nevar por estos pagos a lo largo de nuestra vida; ¿cuántas veces sucederá en una vida, 20, 30, 50, 100 veces?. No es importante.
He leído también similitudes entre el proceso con ETA y el final del IRA. No me convencen demasiado, y menos en estos momentos de desánimo, o de paréntesis, aunque quien sabe que pasará de aquí a unos meses. Parece claro, no obstante, que para acabar con ETA hace falta una mayoría electoral fuerte, así es que habrá que esperar.